La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Elena Cañizares y otros apestados

¿Solidaridad para que nos fastidiemos todos? No, no son meses de aplausos en el balcón La noticia viral de la estudiante de Enfermería con Covid

En cuanto el 'caso Elena Cañizares' saltó a la televisión se hizo viral.

En cuanto el 'caso Elena Cañizares' saltó a la televisión se hizo viral.

Acaban de dar las 9 de la mañana y nos damos los buenos días por Meet. Un mosaico de caras congeladas y audios silenciados hacen de espejo. ¿Estarán realmente ahí o me dejarán hablando sola en mitad de la clase? No nos veremos en todo el semestre; con suerte, el día del examen. En la Universidad de Granada se suspendió la docencia presencial hace un mes y ya no tiene sentido montar el caos de la desescalada a las puertas de Navidad.

Un lunes extraño. Una foto recorre las portadas de los periódicos de toda España, la caravana contra la Ley Celaá, y dos temas se disputan los titulares: la campaña de vacunación contra el Covid y, en Andalucía, más restricciones. Adiós (también) al puente de diciembre.

La noticia del día de mis alumnos tiene otro nombre: Elena Cañizares. A esas horas el tema apenas despuntaba en Twitter; en minutos saltó a la televisión y hoy es ya una espiral de cientos de informaciones contando la historia de la aspirante a enfermera con Covid que se ha hecho famosa en Ciudad Real; consultando con abogados y expertos en vivienda si la joven puede negarse a irse de su piso de estudiantes o sus compañeras pueden echarla porque puede contagiarlas; analizando si es legal que Elena haya difundido su conversación privada y haya dejado a sus amigas a la altura del betún...

Los miles de Me gusta y los mensajes de solidaridad engordan el "culebrón Cañizares" con la misma velocidad con que los memes contrarrestan el tono trágico del hilo y nos recuerdan que en la vida real siempre hay grises; no dos bandos de héroes y villanos.

Sólo en Granada, más de la mitad de los pacientes que hay ingresados en la UCI han sido contagiados por sus hijos. Que Elena se vaya al pueblo con sus padres, mayores y vulnerables, no es ninguna solución. ¿Pero nos alarmamos por que sus compañeras de piso quieran huir hacia adelante? Son unas egoístas y unas inconscientes, pero ni son unos monstruos ni son las únicas que se están saltando la cuarentena. Enfermar es una "putada", pero encerrarte (por responsabilidad) también.

Hemos pasado de compadecer a los positivos a considerarlos unos apestados. El túnel anticipa algo de luz con las vacunas y la pandemia nos está agotando. ¡A todos! Los bares quieren imponer la ley seca en los comercios desde las seis de la tarde... ¿Solidaridad para que nos fastidiemos todos? Admitámoslo, se acabaron los meses de aplausos en el balcón.

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