Ángel Schlesser, Premio Nacional de Diseño de Moda, advierte que ahora no es el momento "más fácil para que la moda sea brillante" y señala que el "gran problema" para el sector es el "cambio de criterio" y el "poco interés" por la moda "de verdad", que no es "ponerse cuatro trapos encima".
"La moda ha cambiado de tal forma que no creo que venga una buena época inmediatamente”, cree, también en referencia a la crisis de este sector con motivo de la “recesión brutal” y situación “económica repugnante” de España.
Aunque afirma sentirse “alegre” porque todavía se le recuerde –se retiró del sector hace algunos años– con este premio que ha recibido “encantado y sorprendido”, el diseñador asegura que “no volvería” a la industria” por varias razones. “La industria ha cambiado tanto que sería otro de los motivos para que no me planteara volver. Por una parte está la moda y por otra parte está la ropa”, y añade que él ha “perdido todas las claves” de “lo que es hoy la moda”.
“Ya no entiendo qué moda se hace y no entiendo el producto que se hace –las colecciones que se presentan, dedicadas a mercados emergentes–. Pero hay otra cosa fundamental, hoy destacar es cada vez más difícil, y desde luego sobrevivir si no estás debajo de las alas de un gran grupo...”, argumenta. Además, señala que la moda rápida también está dañando al sector porque la gente se “acostumbra a consumir mucho, malo y barato”.
Schlesser califica el sector de la moda española como uno de los “más abiertos” y reivindica su trabajo como diseñador, con propuestas con las que intentó “cubrir” las necesidades de la mujer contemporánea que le rodeaba, mujeres “típicas de la ciudad” y trabajadoras profesionales en sectores como la prensa, política o finanzas, entre otras.
Sobre el estilo sencillo y sobrio que siempre le caracterizó asegura que mantuvo durante toda su carrera su estética de líneas depuradas, que le hicieron reconocible internacionalmente, porque “no sabía hacer otra cosa”. No obstante, el jurado que le ha concedido el galardón destacó la trayectoria artística y emprendedora de un creador español “que consolidó una estética hasta hacerla reconocible internacionalmente, de líneas puras e innovadoras”.
Hasta los años 80 Schlesser no comenzó a hacer ropa de mujer. “Antes hacía hombre. En los 80 las americanas eran grandes y desestructuradas”, recuerda, y algunas mujeres le pedían que diseñara faldas para esas chaquetas. “Pero dije, ‘No; si voy a hacer ropa para mujer, voy a hacer ropa para mujer’”. Y lo hizo: “En esa época tenía un concepto bastante depurado sobre la línea y empecé a hacer lo contrario de lo que se hacía en el momento. Afortunadamente, creo que de alguna forma acerté”. Las líneas puras, no cabe duda, han sido su seña de identidad hasta que se retiró en 2016.
Schlesser considera meritorio que digan que su estética es reconocible en el ámbito internacional: “Francamente, para un diseñador es halagador que digan que tiene una personalidad reconocible: es para lo que hay que trabajar”, opina. El jurado también recalcó que “su obra describe una atención hacia mujeres profesionales y contemporáneas, que supone un ejemplo para las jóvenes generaciones de diseñadores”. Sobre esta influencia, considera que tuvo “la suerte inmensa” de tener ayudantes más jóvenes que él “que han sido grandes de la moda”.
Pero reconoce que, en cuanto a los “nuevos, nuevos valores”, está “un pelín al margen” y no los conoce del todo. Porque en 2016, Schlesser decidió vender la mayor parte de la marca que fundó a Óscar Areces y hoy este cántabro vive alejado de la moda y centrado en el diseño, el arte y el interiorismo en Galería A. En el arte continúa con sus líneas depuradas, algo que supone que ocurre porque “el criterio no se cambia”. Y como sinónimo de la depuración, se sigue considerando “poco amigo de lo superfluo”.
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