Pasarela

Harald de Noruega, el amor imposible de Doña Sofía

  • El rey, de 83 años, ha sido dado de alta este lunes y ya está fuera de peligro en casa

  • La familia real griega apostó por el noviazgo de Harald y Doña Sofía, aunque su amistad no prosperó

El rey Harald de Noruega.

El rey Harald de Noruega. / Efe

Tras pasar tres días ingresado, el rey de los noruegos ha sido dado de alta y ya se encuentra en su casa, aunque aún permanecerá una semana más en reposo mientras su hijo Haakon le sustituye en los actos oficiales. El próximo 5 de octubre, si todo va según lo previsto, Harald de Noruega, de 83 años, retomará su agenda después del susto del pasado viernes, en que tuvo que ser ingresado debido a que tenía dificultades para respirar. El monarca también ha dado negativo, según la casa real, en el test del coronavirus.

Los reyes Harald de Noruega y Sonia, en una foto oficial reciente. Los reyes Harald de Noruega y Sonia, en una foto oficial reciente.

Los reyes Harald de Noruega y Sonia, en una foto oficial reciente. / Efe

La primera pista de que el rey de Noruega se encontraba mejor la dio su esposa, la reina Sonia, quien le visitó al día siguiente de su hospitalización y se mostró optimista sobre su recuperación.

Harald y Sonia, en la imagen de su compromiso oficial en 1968. Harald y Sonia, en la imagen de su compromiso oficial en 1968.

Harald y Sonia, en la imagen de su compromiso oficial en 1968.

Sonia Haraldsen y Harald de Noruega llevan 52 años casados. Su historia de amor es una de las más idílicas y sólidas de todas las monarquías europeas. Ambos se conocieron en un campamento cuando tenían 15 años. Ella era costurera, una plebeya de clase media, y no fue vista con buenos ojos por el padre de Harald, el rey Olav V, quien presionó durante años a su hijo para que se olvidara de esa novia.

Los reyes noruegos, con los españoles, en la cena previa a la boda del entonces príncipe Felipe. Los reyes noruegos, con los españoles, en la cena previa a la boda del entonces príncipe Felipe.

Los reyes noruegos, con los españoles, en la cena previa a la boda del entonces príncipe Felipe. / Efe

El amor de ambos superó todas las oposiciones –incluso la del gobierno de Noruega– y la distancia durante años. También, la presencia de una tercera en discordia, nada menos que nuestra Reina Emérita, quien durante años mantuvo encuentros con el entonces príncipe Harald a ver si surgía la llama del amor.

"Yo sé que hubo mucho interés en casarnos", comentó la propia reina Sofía a Pilar Urbano en 1996. "Se provocaron encuentros, se hicieron cábalas, corrió mucha tinta, etcétera, etcétera. El resultado de ese emparejamiento forzado fue nulo". Entonces también se comentó que la suma de la dote aprobada por Grecia para Doña Sofía fue considerada bastante escasa, aunque el motivo fundamental fue el profundo amor de Harald hacia Sonia. Esa fue la verdadera razón por la que dio calabazas definitivamente a una joven y simpática princesa griega durante su estancia en Mon Repos, en agosto de 1960, encuentro en el que Federica de Grecia, madre de Doña Sofía, había depositado toda su confianza.

La Reina Emérita, en los años 90, entre el rey Harald y su marido, Juan Carlos I. La Reina Emérita, en los años 90, entre el rey Harald y su marido, Juan Carlos I.

La Reina Emérita, en los años 90, entre el rey Harald y su marido, Juan Carlos I. / Europa Press

Harald tiene un carácter afable similar al de Don Juan Carlos, aunque sus aficiones son más parecidas a las de Doña Sofía. Poco después de que Harald visitase Corfú invitado por la familia real griega, Doña Sofía y Don Juan Carlos anunciaron su compromiso y contrajeron matrimonio en Roma el 14 de mayo de 1962. Seis años más tarde lo hicieron, por fin, Harald y Sonia, tras una década luchando contra viento y marea.

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