El decorado se viene abajo
Nunca es tarde es la máxima que se aplica todo hijo de vecino para sacar adelante apolillados propósitos de enmienda. Fumando espero a dejar de fumar decía el eterno aspirante a abandonar el vicio mientras le daba una caladita al cigarrito mirándolo con carita de asco. Más o menos, lo que ha venido haciendo Ibarretxe durante sus tres mandatos: echar pestes de ETA al tiempo que le pasa la mano por el lomo a la organización terrorista con su decidida oposición a que sus conmilitones políticos desaparezcan del Parlamento vasco o mientras mira a otro lado ante las baladronadas escénicas del entorno de los violentos, una ornamentación de plazas y calles vascas a golpe de iconos del terror que, felizmente, tiene los días contados.
Y no porque lo diga Patxi López, que se muestra decidido a acabar con los "espacios públicos de impunidad" si es lehendakari. Ya levantó ese telón el Congreso de los Diputados el pasado mes de febrero, al iniciar la tramitación de la proposición no de ley pactada por PP y PSOE para eliminar en unos seis meses de las calles del País Vasco toda la simbología proetarra.
Van a cambiar muchas cosas con los nacionalistas en la oposición y una de las más notables (por lo visible) será la neutralización sistemática de toda manifestación de aliento a los terroristas. Como esas enormes fotografías de sus presos que monopolizan las postales de Mondragón y de tantas localidades vascas y navarras, cuyas virtudes industriales, paisajísiticas o gastronómicas palidecen ante el mártir victimario.
Así que los decorados se vendrán abajo, pero el caso es que una parte del censo vasco sigue al otro lado de la línea. El problema es que cien mil votantes respaldaron el pasado 1 de marzo el voto nulo que auspiciaba Batasuna y que cuando la mayoría constitucionalista llegue a Ajuria Enea se verán cargados de razones para la sinrazón.
Por obra y gracia del PNV. Es la mala noticia: los violentos están débiles como nunca, rabiosos pues, y el PNV echa leña al fuego. Esa sinergia... La liquidación de ETA encara la recta final pero la resistencia nacionalista a dejar el poder, hablan hasta de "golpe institucional" de populares y socialistas, que si la abuela fuma... la complica.
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