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Julio Iglesias: 50 años para 'La vida sigue igual'

  • Se cumple medio siglo de su éxito en el Festival de Benidorm que llevó al cantante madrileño a convertirse en una estrella internacional

Julio Iglesias en una de sus fotografías promocionales más recientes

Julio Iglesias en una de sus fotografías promocionales más recientes / Sony Music

“Haré un disco con Julio Iglesias cuando aprenda a cantar” dijo Stevie Wonder al llegar a España. Tuvo que aprender rápido porque al poco, en 1988, interpretaron en dueto My love. Ya por entonces el  hijo de Julio Iglesias Puga, que tuvo en vilo a España al ser secuestrado por ETA, vivía en la cúspide y en una mansión del ¡Hola! en Miami. Su nombre estaba unido al lujo máximo, noches ochenteras de pajaritas, caviar, champán y ronroneos de baladas.

Era el español más universal y aunque en popularidad ha sido incluso vencido por su hijo Enrique, con quien no se ha llevado bien, es el ibérico que más discos ha vendido por todo el globo: 350 millones. Y ha publicado 80 álbumes. De todos los colores. En todos los idiomas  más comerciales.Hay muchos nombres fundamentales en la vida de aquel truncado guardameta del Real Madrid (el Xerez y el Córdoba tuvieron otro portero con igual nombre y apellido), pero el esencial para explicar su meteórico ascenso al Olimpo y al Olympia de París  es el de Alfredo Fraile, el Mánager, con mayúsculas, su apodo, quien reveló bastante trastienda en el libro Secretos confesables. Un día, tras quince años, decidió dejar la habitación donde se encontraba con Julio y no volvió a verlo. Habían pronosticado “cuatro o cinco años y nos retiramos”. Lo dijeron en vísperas del Festival de Benidorm de 1968. Hoy se cumplen 50 años de la victoria de La vida sigue igual. Es evidente que no fue así para aquel futbolero que en vísperas de cumplir 20 años tuvo un accidente de coche que le dejó la sensibilidad al 65%. En sus posturas de memes quedan rastro de  esos movimientos budistas de una recuperación que lo convirtieron en un joven lacónico. Cuando cierra los ojos o se lleva la mano al ombligo hay un  bosquejo de la traumática experiencia.

 El éxito se le vino encima a ese veinteañero algo desgarbado, con una sonrisa como el mapa de Nepal, algo acomplejado pero de seducción innata, que aceleró su fama guiñando a las hijas y a las madres. Presume de  haber compartido pikolines con más de 3.000 féminas aunque encontró una ansiada estabilidad sentimental en la modelo holandesa Miranda Rijnsburger. Con ella, con quien se casó en 2010, ha tenido un equipo de fútbol sala: Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y  Guillermo. Con alguna demanda más de por medio, con Isabel Preysler tuvo sus tres vástagos mayores conocidos por todos: Chabeli (De niña a mujer), Julio José y Enrique, el de las experiencias religiosas. Con Isabel se agobiaba en sus giras abalanzándose sobre los teléfonos de los hoteles, para fingir su fidelidad. Pero no, lo sabía bien Fraile. En México tuvieron que convencer a un marido que les apuntaba con un revólver.  Isabel, un día de 1978, le endosó las maletas. Con Manuel Alejandro de compositor le cantaría lo de “lo mejor de tu vida lo he disfrutado yo”. Qué sabrá Julio

Portada del disco eurovisivo de 'Gwendolyne' Portada del disco eurovisivo de 'Gwendolyne'

Portada del disco eurovisivo de 'Gwendolyne' / EFE

Con Isabel apenas llevaba siete meses cuando aquella filipina tímida pasó por el altar de Illescas. Estaba embarazada, pero ella no quería casarse de penalti. El portero de la cantera del Real Madrid, insistió. Era enero de 1971 y sólo medio año antes pasó por Eurovisión. En la edición más descafeinada de la historia, con media Europa boicoteando un festival que se iba al garete, Julio quedó cuarto, casi empatado con media tabla. Fue un fiasco, aunque se  recuerde con que fue  un triunfo. Qué va. El logro que consiguió  Iglesias en Amsterdam con Gwendolyne fue una entrañable amistad con Adolfo Suárez, por entonces director general de RTVE.

Su imagen de 'meme': "Y lo sabes" Su imagen de 'meme': "Y lo sabes"

Su imagen de 'meme': "Y lo sabes" / EFE

En la única cadena no le faltaron programas y en la noche electoral de 1977 estrenó Soy un truhán, soy un señor, descripción que ha pasado a la posteridad por Tricicle. Con el aznarismo, y sus paseos por Valencia, no escondió las cartas. Con España encarrilada a la democracia y la nostalgia de Un canto a Galicia llegaron los años para el soltero de oro. Quijote en Miami, ocultando en amplios pantalones las secuelas del accidente y peleando contra una alopecia, herencia paterna, irredenta.Asegura que aprendió a cantar con los años, dándole a la samba, a la salsa. Al  country. Sin internet vendía discos a mansalva, aunque fueran malos. Su público lo  sigue sosteniendo y mantiene la popularidad aunque sea a fuerza de “y lo sabes”. A sus 74 años está más alejado de los escenarios de lo que querría. Cuando anuncie una gira, que puede ser la última, no le faltarán quienes le coreen que La vida sigue igual. Medio siglo después. 

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