A sus 29 años, Adele vuelve a ser, por segundo año consecutivo, la británica con menos de 30 años de edad que acumula una mayor fortuna. De ahí que pueda permitirse decir que no a un concierto privado por el que podría haberse embolsado más de un millón de dólares. La cantante tiene, en concreto, un patrimonio de más de 150 millones de euros, y supera con creces al segundo de la lista, el actor, Daniel Radcliffe. Quien encarnara al mago más famoso del cine atesora una fortuna de casi 89 millones de euros.

La tercera y cuarta posición están ocupadas por dos cantantes: el pelirrojo Ed Sheeran y el ex miembro de One Direction, Harry Styles, con 63 y 59 millones de euros respectivamente.

Pero este no es, ni de lejos, el mayor logro de la intérprete de Hello. Adele tiene una feliz vida que comparte cada día con su marido Simon Konecki, cuya boda se confirmó en febrero, y su único hijo Angelo, que ya tiene cinco años.

Adele se embolsó el año pasado casi 70 millones de dólares gracias a sus conciertos y a la venta de discos. Con estas cifras no extraña que la artista se permita excentricidades como la de rechazar un cheque de 1,3 millones de dólares a cambio de cantar en privado para unos magnates árabes porque -y ahí va lo más curioso- tenía que cuidar sus plantas.

Esto es al menos lo que afirma Guy Sebastian, un jurado de la versión australiana del programa musical Factor X, en el Daily Star. Según explica, él estaba junto al agente de Adele cuando dio la noticia a los millonarios interesados en contratarla. "Le ofrecían más de un millón de dólares para actuar, pero su agente respondió que no iba a hacerlo porque esa semana iba a estar ocupada arreglando su jardín", contó en el talent en directo.

Lo cierto es que después de una intensa gira mundial para presentar su último disco aseguró que necesitaba alejarse de la música un tiempo para centrarse en ella y en su familia. Y, plantas aparte, acabamos de saber que se trata de una promesa que no piensa romper nunca.