Cultura

La memoria histórica y el ambiente festivo inauguran una edición decisiva

  • Santiago Carrillo presentó 'Últimos testigos', documental dividido en dos episodios que analiza la figura del histórico líder del PCE y la de Manuel Fraga, quien finalmente no asistió a la puesta de largo del certamen

Si ya resulta atípico que un documental inaugure una edición del Festival de Cine Español de Málaga, mucho más lo es que la estrella del momento sea nada menos que Santiago Carrillo. Pero el certamen, bajo la dirección de Carmelo Romero, ha formalizado una apuesta decidida por el género documental, contenedor a menudo de las mayores cotas artísticas del ciclo. De hecho, la Sección Oficial a Concurso de Documentales presenta 19 películas, frente a las 14 que concurren en su homónima de Largometrajes. Dentro de esta lógica, que el bautizo del festival correspondiera a Últimos testigos ya no resultaba tan extraño. Ni que en la rueda de prensa posterior, cine y política compartieran protagonismo de la mano de un galán tan extraño como Santiago Carrillo.

Últimos testigos nació del impulso del productor Álvaro Longoria, quien había trabajado en los documentales de Oliver Stone Comandante y Persona non grata y deseaba repetir la experiencia sin salir de la piel de toro. Por ello, propuso a dos cineastas (Manuel Martín Cuenca y José Luis López Linares) la realización de dos documentales, integrados como episodios dentro de un mismo proyecto, que trataran, respectivamente, las figuras de Santiago Carrillo y Manuel Fraga. Málaga acogió ayer el estreno de ambas piezas con la presencia de Santiago Carrillo, aunque la anunciada comparecencia de Manuel Fraga (quien tiene previsto asistir hoy en Santiago a la toma de posesión de Núñez Feijóo en la Xunta de Galicia) finalmente no se produjo.

Carrillo, que se mostró distendido y especialmente comunicativo, comparó el rodaje del documental con "un interrogatorio duro. No llegaron a torturarme, pero les faltó poco, aunque después de varios días hablando sobre lo humano y lo divino la experiencia me pareció extraordinaria". Tanto el histórico líder del PCE como el director, Manuel Martín Cuenca, insistieron en que "no hubo pactos de antemano, porque si hubiesen existido habrían mermado la honestidad necesaria para esta película". Últimos testigos ahonda en la experiencia vital de Carrillo, desde los desencuentros con su padre hasta la Transición, pasando por la tragedia de la Guerra Civil. Sobre la misma, el político lamentó que "cada vez que hago una entrevista me pregunten exclusivamente por Paracuellos. Nadie me pregunta sobre el modo en que el pueblo de Madrid resistió durante dos años y medio desde el estallido de la Guerra Civil el asedio de las tropas franquistas. Nunca me piden que cuente mi experiencia en aquellas batallas. Esto demuestra la ignorancia que se tiene respecto a este episodio fundamental". Carrillo admitió igualmente haber cometido errores, "pero en cuanto a lo de arrepentirme, no soy creyente ni católico. Simplemente he intentado trabajar lo mejor posible para subsanar esos errores. No soy perfecto, pero tampoco tengo nada que ocultar". También, de paso, defendió la validez de los postulados comunistas en la actualidad: "El comunismo es una utopía que no llegó a materializarse en ningún país. Sólo se dieron revoluciones en que las divisiones de clases eran brutales y completas. Pero todavía es necesario cambiar el mundo, porque la manera en que se tira el dinero mientras tantos niños pasan hambre es terrible".

Y mientras tanto, hasta la gala inaugural, el entorno del Teatro Cervantes y calle Larios se llenó de un multitudinario ambiente festivo que promete continuar hoy.

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