Las exposiciones constituyen una de las ofertas ya tradicionales del Festival de Cine, como actividades complementarias a las proyecciones pero también como oportunidades para profundizar en el conocimiento y el disfrute del séptimo arte, a modo de homenajes o como simples pasatiempos a pie de calle. La decimosexta edición inauguró ayer las tres muestras correspondientes a este año en tres enclaves del centro y decididamente próximos, lo que permite al visitante recorrer sus entresijos sin apenas distancias de por medio. En la calle Larios puede verse Yvonne Blake. Cine de seda, una colección de diseños de vestuarios de la figurinista, reconocida el año pasado con el Premio Nacional de Cinematografía, y que ayer, tras la puerta de largo, recogió personalmente en la Plaza de la Constitución una Biznaga honorífica. En la Sociedad Económica de Amigos del País, en la misma plaza, el artista malagueño Eugenio Chicano y el colectivo Factoría Pláxtica exhiben sus Besos para una crisis, una recreación en clave pop de los besos más famosos y apasionados de la historia del cine, en una hermosa propuesta repleta de color, atrevimiento, imaginación y nostalgia. Justo al lado, el Ateneo acoge por su parte México fotografiado por Luis Buñuel, una exposición producida por el Centro Buñuel de Calanda y la Filmoteca Española con fotografías realizadas por el genio justo antes de los rodajes que dirigió durante su exilio en México.