Había cierta expectación por la nueva película del palestino Elia Suleiman (Intervención Divina, El tiempo que queda) después de diez años de barbecho, a pesar de la poco halagüeña Mención Especial del Jurado en el pasado festival de Cannes. Diez años en los que el cineasta no parece haber desarrollado demasiadas ideas nuevas o pulido un formato fílmico más allá de su concepción del mundo como representación, un mundo que empieza y acaba en su Palestina natal, a través de una sucesión de calibradas viñetas mudas (que no silenciosas: ¡cómo suenan esos tanques!) que funcionan como escenarios para su particular comedia humana a mitad de camino (y siempre a la baja) entre las enseñanzas de Keaton, Tati o un Andersson con más aire, kilómetros y despliegue de producción.
Entre la casa propia, los callejones estrechos y los huertos de olivos de Nazaret, los cafés, plazas, balcones y escaparates erotizados de un París semivacío y militarizado, y las calles, parques y despachos del show business de Nueva York (con aparición estelar de Gael García Bernal incluida), De repente, el paraíso aspira a explicar una vez más el eterno conflicto y la identidad palestina desde dentro y desde fuera, haciendo de sí mismo una suerte de perpetuo extranjero errante y observador perplejo de todo el sinsentido que le rodea, dispuesto con precisión milimétrica a la manera de un pequeño teatro del absurdo en el que las raíces, la tradición y la modernidad globalizada son escrutados y desmontados con una misma voluntad satírica y especular (un cineasta en busca de financiación) de la que apenas se salva su angélica mirada o su delicadeza a la hora de apartar a un pajarillo digital del teclado.
La operación no deja de provocar una cierta sensación de déjà vu, de explicitar en exceso sus guiños, gags y parábolas (en todos lados cuecen las mismas habas y reina una misma estupidez, parece concluir), tiene mucha menos pegada cómica de la que alardea y, lo que es peor, plantea ciertas reservas ante la posibilidad de volver de nuevo a sus primeras y celebradas películas.