Eurocopa 2008

Golpe bajo al anfitrión

  • Suiza pierde por lesión a su estrella, Frei, y cae en el estreno víctima de un error defensivo · El fútbol premió el juego rácano de los checos y castigó la ilusión local

La República Checa aguó la fiesta a Suiza al derrotarla en el partido inaugural de la Eurocopa  que los helvéticos coorganizan junto a Austria. El tanto de la victoria llegó en el minuto 69 por obra de Vaclav Sverkos, que dejó mudos a la mayor parte de los 42.500 espectadores que llenaban el estadio St. Jakob Park de Basilea.

Los checos suman así sus primeros tres puntos en el Grupo A, mientras que Suiza tendrá que esperar a su próximo compromiso, el miércoles en el mismo escenario ante Turquía.

Apenas se vio nada en la primera mitad a excepción de la lesión de Alexander Frei, el goleador y capitán suizo, que en un choque con Zdenek Grygera notó cómo la rodilla se le torcía más allá de lo natural.

El estadio St. Jakob Park de Basilea quedó consternado, y las lágrimas con las que abandonó el terreno de juego el número nueve helvético no hacían presagiar nada bueno. El primer diagnóstico es rotura de ligamentos.

Hasta su lesión, el delantero de 28 años había sido el mejor jugador de los locales y quizá con ánimo de compensar a su capitán, Suiza salió con un talante más alegre en la segunda mitad. Al fin y al cabo, jugaba delante de su afición.

Hakan Yakin, precisamente el hombre que sustituyó al lesionado Frei, tuvo el 1-0 para los locales en su cabeza en el minuto 65, pero su remate a un centro de Behrami se fue desviado a la izquierda de Petr Cech, quizá el mejor hombre de los checos en todo el partido.

Sin embargo, el gol de Vaclav Sverkos cuatro minutos después fue excesivo castigo para la imprecisión de los suizos, que eran los únicos dispuestos a llevar el peso del partido. Ante la ausencia del lesionado Tomas Rosicky, cuyo hueco ocupó el rocoso David Jarolim, el seleccionador checo, Karel Bruckner, apostó decididamente por alinear un equipo sólido en defensa, que buscara colgar balones largos al gigante Jan Koller como única opción ofensiva, pero el incombustible ariete del Nurenberg no está en su mejor momento. Aun así, aún guarda su poder de intimidación.

Por eso, cuando Koller se fue al banquillo por Sverkos parecía que los checos apostaban por el 0-0. De hecho, su tanto llegó tras una jugada afortunada: un despeje de cabeza del último defensa checo agarró despistada a la zaga local, Sverkos les ganó la espalda y su remate en semierror se fue dentro.

Los futbolistas checos ya tenían lo que querían, así que se encerraron aún más en su campo, y el partido se convirtió en un monólogo suizo, que estuvo en el minuto 80 muy cerca del empate. Un balón colgado al área cayó en los pies de Tranquillo Barnetta, que disparó con su pierna izquierda para lucimiento, una vez más, de Cech, que despejó hacia su izquierda. La pelota llegó entonces a los pies de Johan Vonlanthen, pero su remate se estrelló contra el larguero, y con ello todas las ilusiones de los suizos.

Al final, la República Checa, que acabó encerrada en su área, se llevó la victoria, mientras en la grada se temían lo inevitable. A veces con poco, basta.

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