Final · España

Cesc se transforma en Fábregas

  • El jugador catalán mostró contra Rusia el mismo nivel que ha enamorado a los aficionados de la Premier League, donde es un jugador consagrado.

Un pase-gol delicioso al claro, de una simpleza tan sutil que ocultó mágicamente su nivel de dificultad, terminó de encumbrar a Cesc Fábregas con la camiseta de la selección española.

Con ese pase Cesc dejó sin marcas al delantero Daniel Guiza para que España diera el jueves la estocada mortal a Rusia en el camino a la final de la Eurocopa, pero con ese pase el mediocampista del Arsenal se quitó para siempre los fantasmas que lo perseguían.

Cesc defendiendo sus colores patrios con 55 minutos de fútbol inteligente, profundo, solidario y bello.

Una reafirmación que empezó el domingo al convertir el penalti que clasificó a los ibéricos contra Italia y que continuó el jueves cuando el destino y una contractura muscular hicieron que David Villa dejara el campo frente a los rusos a los 34 del primer tiempo.

"Simplemente quiero hacer lo mejor para el equipo y por suerte hoy lo hice muy bien", dijo Cesc, un jugador alabado por toda Europa pero que con su selección prácticamente nunca había podido mostrar sus credenciales, a tal punto que es suplente en el esquema de Luis Aragonés.

La vida deportiva del mediocentro, de 21 años, siempre estuvo ligada a los grandes momentos. En octubre de 2003 se convirtió con 16 años en el futbolista más joven en vestir la camiseta del Arsenal al enfrentar al Rotherham United por la Copa de la Liga.

Apenas un mes antes había llegado a Londres en una operación que todavía saca canas verdes al Barcelona, el club que lo formó en su complejo de La Masía.

Ser el más joven en jugar para los Gunners no le alcanzó al de Arenys de Mar, una pequeña localidad catalana. Un partido más tarde se transformó en el más benjamín en convertir un tanto: fue en el 5-1 contra el Wolverhampton Wanderers, también por la Copa de la Liga.

Desde ese momento, Cesc se transformó en sustituto habitual de titulares con problemas de lesiones como Edu, Gilberto Silva o Patrick Vieira. Siendo apenas un adolescente, el español ya era parte importante de la plantilla de Arsene Wenger.

A los 18 años, en marzo de 2006, otra marca para los libros: se transformó en el jugador más joven en ser convocada para la selección española en 70 años.

Estuvo en el plantel que perdió el Mundial 2006 en octavos de final y hoy, a dos años de su arribo a la Roja, empieza a dar los dividendos reales que puede pagar. Y con la lesión de Villa, sus opciones de jugar su segunda final con España -perdió la del Mundial Sub 17 en 2003 contra Brasil- crecen exponencialmente.

"Es un tema del entrenador, pero yo estaré aquí tan pronto me necesite", aseguró acerca de su probable titularidad el domingo frente a Alemania, un rival "muy competitivo, muy físico y con una gran experiencia".

"Será muy duro pero haremos lo mejor para poder ganarles", señaló quien está en carrera para ser elegido como mejor jugador del torneo con apenas 21 años, aunque su mirada, además de descubrir las fisuras en la defensa rival y dinamitarlas con suavidad, esté focalizada en una sola cosa: "Vinimos a ser campeones".

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