“Son las seis de la mañana, pero Franco ha muerto”

Franco: 50 años, 50 historias [30/50]

El 1 de diciembre de 1975, diez días después del 20-N, echa a andar el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. “A ver si se muere este hombre, nos va a fastidiar el Festival”, recuerda José Luis Ruiz

José Luis Ruiz era concejal cuando puso en marcha el Festival de cine de Huelva en 1975.
José Luis Ruiz era concejal cuando puso en marcha el Festival de cine de Huelva en 1975. / Alberto Domínguez

El 1 de diciembre de 1975, Colón volvió a descubrir América. Ese día, en el Monasterio de La Rábida, se inaugura el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, que este año 2025, entre el 14 y el 22 de noviembre, celebrará su edición número 51. Nació en términos más modestos como Semana de Cine de Huelva. Su padre intelectual, su fundador fue José Luis Ruiz (Sevilla, 1939), que entonces era concejal del Ayuntamiento onubense y dueño del Hotel Tartessos donde se alojaría la mayoría de los participantes.

El festival empieza diez días después de la muerte de Franco, una circunstancia fundamental. “Ya se esperaba el final de su vida”, recuerda José Luis Ruiz medio siglo después. “A ver si se muere este hombre, porque nos va a fastidiar el festival…”. Las películas de esa primera edición tenían que conseguir un certificado en la Dirección General de Aduanas que el director tenía que recabar en persona.

“A las ocho de la mañana del 20 de noviembre tenía que coger un avión en el aeropuerto de San Pablo. Avisé para que me despertaran a las seis de la mañana. Sonó el teléfono y alguien me dijo: ‘Son las seis de la mañana, pero Franco ha muerto’. ¿Qué hago? Me fui al aeropuerto. El avión iba vacío. Cinco personas. En la Dirección General de Aduanas, los funcionarios no hacían nada, esperando órdenes”. Lo único que hicieron fue extenderle el certificado para las películas. “Fueron muy amables conmigo, la verdad, y a la una del mediodía cogí el avión de vuelta para Sevilla y el coche para Huelva”.

La Semana del Cine de Huelva, germen de uno de los Festivales más prestigiosos de España y sin duda de Latinoamérica, nacía por todo lo alto. Se inauguró en el cine Emperador con La Raulito, del peruano Lautaro Murúa, y la clausuró El Chacal de Naueltoro, del chileno Miguel Littin. Una película de 1969 pasada en la ejecución de un guerrillero. “Había que echarle valor, porque dos meses antes, el 27 de septiembre de 1975, tuvieron lugar los últimos fusilamientos del franquismo”.

Ese primer año no hubo jurado. La película Ya no basta con rezar, del chileno Aldo Francia, consiguió el premio del público. En 1976, ya con el nombre de Festival, hubo un jurado presidido por Antonio Gala, con Marilina Ross, la actriz de La Raulito, José Luis Gómez, actor de Huelva, en la actualidad académico de la Lengua, que venía con el premio de interpretación masculina del festival de Cannes por La familia de Pascual Duarte, película de Ricardo Franco que adaptaba la novela de Camilo José Cela.

Pero ese año 1976 el plato fuerte fue la presencia de Luis Buñuel, llegado expresamente desde México, país con el que no existían relaciones diplomáticas, restauradas en París en marzo de 1977 y selladas con la visita de los reyes Juan Carlos y Sofía ese mismo año. “Lo de Buñuel fue una revolución. Fui a París para traerme a Jean-Claude Carrière, su guionista. En 1975 intentamos proyectar Viridiana, pero nos denegaron el permiso”.

“Ese año no hubo jurado, al siguiente vino Luis Buñuel y fue una revolución”

José Luis Ruiz tenía mucha experiencia en organizar actividades culturales en su ciudad adoptiva, aunque nunca rompió amarras con su ciudad natal: es socio número 6 del Betis, “creo que he subido un peldaño porque en el Betis-Atlético de Madrid se guardó un minuto de silencio por el socio número 5 además de por esta chiquilla, Sandra Peña”, y recibió la insignia por 75 años de antigüedad como hermano de la Macarena. En Huelva creó el Cine-Club al que le quitó la polilla de Educación y Descanso y organizó un festival de Teatro Independiente.

Con Franco recién muerto, había que lidiar con los toros de la censura. “Yo tenía que poner en Huelva el cine que se hacía en América Latina. Entonces no existía Cultura, sino Información y Turismo. Mi pesadilla entonces era un señor de Turismo que veía rojos por todos sitios. Yo había comprado en París una copia en Super-8 de El acorazado Potenkim, de Eisenstein. Todo el mundo pasó por mi casa a verla. Este señor, que además se alojaba en mi hotel, me dijo: ‘Sabemos que tienes el Potenkim’. Me ponía todo tipo de pegas, que si no teníamos calientamanos eléctricos en los baños… Menos mal que el alcalde de entonces era más abierto, y el gobernador, al que después mandaron a San Sebastián de gobernador de Guipúzcoa”.

Fue abriendo brecha con el Festival. “Como el cine iberoamericano era un poco feble, hicimos un ciclo de cine y literatura. Por Huelva pasaron Cela, Vargas Llosa, Bryce Echenique”. Un testigo privilegiado de un país que iba cambiando con la muerte de Franco, el relevo de Arias Navarro por Adolfo Suárez el año de la visita de Buñuel, metáfora del final del ángel exterminador, los cambios de 1977. “Las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 en las ocho capitales andaluzas coincidieron con el Festival. Después de la muerte de García Caparrós en la de Málaga, anunciamos que al día siguiente no habría cine y la gente aplaudió a rabiar”.

Viajó muchas veces al continente americano, organizó un monográfico de cine mexicano, un certamen de cine cubano donde también tropezó con la censura. El cineasta chileno Miguel Littin metió furtivamente sus cámaras en la dictadura de Pinochet y grabó Acta general de Chile, que se presentó en Huelva con la presencia de Hortensia Bussi, viuda de Salvador Allende.

En la edición de 1975 se presentaron películas del argentino Humberto Solás, de los brasileños Ruy Guerra y Glauber Rocha. El actor Máximo Valverde lamentó que problemas administrativos hubieran impedido el estreno en Huelva de la versión cinematográfica de Niebla de Unamuno en la que el conocido galán encarnaba al novio de Charo López. José Luis Ruiz dejó el Festival aunque volvió cuando lo llamó el alcalde Pedro Rodríguez. De la misma forma que Alejandro Rojas-Marcos le encargó el festival de Cine y Deporte. “No funcionó porque la gente el deporte prefiere verlo en vivo”. Regresó a Huelva para organizar un festival internacional de Fotografía, Latitudes.

El Festival de 2022 homenajeó la histórica visita de Buñuel con un cartel de José Luis Ágreda en el que aparecían la pierna de Tristana, el gallo de Los olvidados, la columna de Simón del desierto, la navaja de Un perro andaluz o la caja de Belle de jour, que se proyectaba en España la semana de la muerte de Franco. A Cannes no fue ninguna película española en 1975. El jurado lo presidía la actriz Jeanne Moreau, que un año después le daba plantón a Huelva. El día que se inaugura en La Rábida la Semana de Cine de Huelva, Gerald Ford, presidente de los Estados Unidos, visitaba a Mao en Pekín. Cincuenta años después, Donald Trump se verá estos días con Xi Jinping. La vida sigue igual.

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