España

Más de 40.000 personas sufren el acoso directo de ETA y su entorno

  • Un estudio asegura que las opciones ideológicas que auspician la 'violencia de persecución' logran beneficios políticos

Más de 40.000 personas sufren acoso en el País Vasco y Navarra por parte de grupos afines a ETA y mil de ellas tienen que ir acompañadas por escolta a diario, lo que provoca graves consecuencias en su salud física y psíquica con trastornos como síntomas de ansiedad, miedo, aislamiento o aumento en el consumo de tóxicos o sedantes.

Según refleja un informe escrito por el analista de Bakeaz Doroteo Santos y publicado por la revista de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, recogida por Europa Press, más de 40.000 personas están afectadas directamente por este tipo de violencia de persecución, un número que se debe enmarcar dentro de los 2.700.000 habitantes que suman el País Vasco y Navarra.

Además, un millar e ellos tienen que ir escoltados diariamente debido a los elevados riesgos para su seguridad y no pueden moverse sin cobertura de seguridad inmediata, "con su correspondiente restricción de libertades, con las repercusiones que merman su capacidad de convivencia y hasta el deterioro que ocasionan en su salud individual".

En este sentido, el artículo alerta de las consecuencias que este acoso tiene en las personas perseguidas y asegura que ya han sido contrastadas por algunos doctores vascos. "Cambiar de conductas habituales ante la amenaza continua y difusa, el sesgo en la percepción tras un anillo de aislamiento preventivo a su alrededor, las dificultades en su medio laboral, la autoinculpación ante los riesgos para sus familiares o el escaso apoyo externo conduce a la aparición de numerosos síntomas", asegura.

Así, las víctimas pueden sufrir trastornos como ansiedad, miedo, sensación de aislamiento e, incluso, aumentar de forma significativa el consumo de tóxicos o sedantes, en muchos casos autoadministrados. Además, los expertos han advertido consecuencias para la "salud colectiva" de la sociedad, algo reflejado en los últimas encuestas publicadas por el Euskobarómetro en las que la población vasca muestra un mayor pesimismo respecto a la evolución del terrorismo mientras que los asesinatos y atentados "han disminuido realmente".

Esta opresión ejercida sobre quien se opone a los planteamientos etarras no se trata de algo que "nace por generación espontánea" sino que es "una de las formas planificadas" de actuación de su entorno. "No caigamos en el error de pensar en ella como en un método secundario de coacción política o en un tipo de agresión menor -subraya el autor del artículo-. Todavía estamos por ver los efectos devastadores de este tipo de violencia tanto en víctimas como en victimarios".

Además, asegura que alguien se beneficia políticamente de esta persecución terrorista y apunta directamente a "las opciones ideológicas que auspician y amparan este tipo de violencia", es decir, "la antigua Batasuna con cualquiera de sus nombres actualizados". A su juicio, la organización ilegalizada adquiere "un protagonismo y una capacidad de influencia social muy superior a la que por votos electorales le pudiera corresponder en una situación normalizada".

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