Qué noche la de aquel día
FRANCO: 50 AÑOS, 50 HISTORIAS [22/50]
El día que muere Franco, en la noche teatral madrileña coinciden Lina Morgan y Bárbara Rey, López Vázquez y Alberto Closas, Tony Leblanc y Manolo Escobar, Victoria Vera y Pilar Bardem, Lorca y Bertolt Brecht
Hace 50 años, muchas compañías de teatro descansaban los martes o los miércoles. El jueves 20 de noviembre de 1975, fecha del fallecimiento de Franco, no descansaba ninguna. Todas cerraron por luto riguroso los dos días siguientes, el viernes y el sábado de la proclamación de Juan Carlos I como rey de España y nuevo jefe del Estado.
No existían los premios Max, pero no habría galardones suficientes para reconocer tanto talento. Es difícil imaginar medio siglo después tantas salas abiertas, tantas compañías. Franco se estaba muriendo, pero en la noche de Madrid se representaban obras de Bertolt Brecht, Federico García Lorca, Pérez Galdós o Alfred Jarry, dramaturgo francés y precursor del surrealismo, el dadaísmo y el teatro del absurdo.
Si se consulta la cartelera de aquella noche en los teatros de Madrid, la ciudad donde vivía y moría Francisco Franco, se puede decir que los reyes de la noche, los Midas del espectáculo, eran los empresarios Artime y Azpilicueta. Aquel 20-N tenían nada menos que tres espectáculos: Jesucristo Superstar, a partir del original de Tim Rice y Andrew Lloyd-Weber, con Camilo Sesto, Ángela Carrasco y Teddy Bautista; la obra Una vez al año, de Bernard Slade, con dirección de Luis Escobar (el marqués de las Marismillas del Guadalquivir de La Escopeta nacional) a cargo de la compañía de Irene Gutiérrez Caba; y Los chicos de la banda, de Mart Crowley, con actores como Manuel Galiana, Joaquín Kremel y José Luis Pellicena y una nota al respetable: “Importante: una comedia para personas muy formadas”. La obra era un acercamiento sin tapujos a la homosexualidad.
Otros reyes de la noche madrileña eran Alfonso Paso, Juan José Arteche y Juan José Alonso Millán. El primero tenía dos obras suyas en cartel, Los derechos de la mujer, con Carlos Ballesteros y Silvia Tortosa, “traducida incluso al japonés”, se leía en la publicidad, y Enseñar a un sinvergüenza, más de 2.000 representaciones con José Rubio. Arteche firmaba la versión española de las obras Sencillamente un burgués, a cargo de Arturo Fernández, y La Sopera, con la que el actor Manolo Gómez Bur llevaba nada menos que cuatro años en la cartelera teatral.
Artime y Azpilicueta eran los empresarios de moda: tres espectáculos la misma noche"
La mayoría de aquellas salas acogen en la actualidad musicales. No es imaginable que obras teatrales lleven cuatro años llenando a diario, casos de La sopera, Pato a la naranja, con la compañía de María Luisa Merlo y Carlos Larrañaga, o Sé infiel y no mires con quién, libreto de Chapman y Cooney con la compañía de Pedro Osinaga y Julia Caba Alba en el papel de la señorita Smith. Una obra que llevaría al cine años más tarde Fernando Trueba.
Juan José Alonso Millán era otro de los autores que arrollaban en la noche madrileña. Tenía en cartel dos obras: Esto es espectáculo, con música de Gregorio García Segura, y El show mágico del circo, con el mismo autor musical y un elenco artístico presidido por Bárbara Rey, que entonces era una jovencísima vedette de 25 años.
Actores que tenían sus propias compañías con el predicamento de un público fiel: Antonio Garisa con la obra No le busques tres piernas al alcalde; Lina Morgan con Pura metalúrgica, con Florinda Chico en el reparto; Manolo Escobar al frente de su nuevo espectáculo, acompañado por Raúl Sender, Rosita Ferrer y Los Rocieros de Huelva; Tony Leblanc asumiendo la letra, la música, la interpretación y la dirección de su propia compañía en el espectáculo Mujeres con sexy-boom o Andrés Pajares como coautor de la letra de la obra ¡Oh Calcuta… y olé!.
Franco muriendo y la capital del país alegre y confiada con ofertas como El último tango de Marilyn Monroe y Rodolfo Valentino, con Rosa Valenty encarnando a la actriz de Con faldas y a lo loco o Fernando Vizcaíno Casas, que haría resucitar a Franco en una novela de la que se agotaron varias ediciones y fue llevada al cine, y dirigía en una boîte-teatro el espectáculo Streakinfg Show con Paloma Cela. El tío de la actriz, Camilo José Cela, firmaba la versión de La resistible ascensión de Arturo Ui, dirigida e interpretada por José Luis Gómez. El actor de Huelva, en la actualidad académico de la Lengua, ya hizo en el cine La familia de Pascual Duarte inspirada en la novela homónima del Nobel de Iria Flavia.
Teatro del bueno con actores como José Bódalo, que interpretaba con Pastor Serrador la obra Una visita inmoral o la hija de los embajadores, de Torcuato Luca de Tena, con dirección de Cayetano Luca de Tena; autores tan reputados como Víctor Ruiz Iriarte (Buenas noches, Sabina) o Alejandro Casona (Cornudo, apaleado y contento), dramaturgo cuyas obras fueron adaptadas en su tiempo de dedicación al teatro por Plácido Fernández-Viagas, primer presidente de la Junta de Andalucía.
Un teatro nada conformista, que hablaba de un tiempo nuevo, como Harold y Maude, de Colin Higgins, con Pilar Bardem en el reparto; José Luis López Vázquez al frente de Equus, de Peter Schaffer, con Ana Diosdado, María José Goyanes y Juan Ribó, o ¿Por qué corres, Ulises?, de Antonio Gala, con Alberto Closas, Mary Carrillo y Victoria Vera en el papel de Nausica. Teatro pegado a la actualidad, como La maja desnuda de Cáceres, a partir de un texto de Antonio D. Olano; duelo de actrices en Las hermanas de Buffalo Bill: Berta Riaza y Tina Sáinz con canciones de Víctor Manuel.
Noche teatral con Poeta en Nueva York, de Lorca, Misericordia, de Galdós, o Ubu rey, de Alfred Jarry. Este fervor cultural que tal vez ignora una España posmoderna que mira aquella España por encima del hombro, se podía trasladar al cine: dos películas de Buñuel (El fantasma de la libertad y Belle de Jour), Cuerno de cabra, El jovencito Frankestein, Aguirre, la cólera de Dios, Galileo de Liliana Cavani. En la cartelera del cine español la reina era Concha Velasco, que tenía tres películas: Pim, pam, pum… ¡fuego!, de Pedro Olea; Las bodas de Blanca, de Francisco Regueiro; y Yo soy Fulana de Tal, de Pedro Lazaga. Pilar Bardem también aparecía en el cine, en la versón de El Libro del buen Amor con Patxi Andion y las hermanas Blanca y Susana Estrada. “La película española considerada la más aperturista”, decía la publicidad. De un autor, Juan Ruiz Arcipreste de Hita, nacido a finales del siglo XIII.
También te puede interesar