No es lo mismo Francos Cinco que Cinco Francos
FRANCO: 50 AÑOS, 50 HISTORIAS [27/50]
Repóker de Francos a partir de la pregunta que el escritor uruguayo Eduardo Galeano le hizo a Quintero paseando por la calle Francos: “Jesús, ¿pero hubo más de uno?”
Franco era duda para el domingo
No por conocida, la anécdota no deja de ser muy buena. Un día paseaba por la calle Francos Jesús Quintero, que tenía su palomar de Radio América donde esta calle se funde con Placentines, con el escritor uruguayo Eduardo Galeano. El autor de Las venas abiertas de América Latina se detuvo ante uno de los rótulos de la calle y le preguntó a su interlocutor: "Jesús, ¿pero hubo más de uno?".
Recordé la anécdota entrando en Francos por la Cuesta del Rosario. Frente al consulado de manjares de Estepa hay una tienda de souvenir que tiene como reclamo su dirección: Francos Cinco. A ambos lados, dos palabras de un gran tirón turístico: Flamenco y Cruceros. No es lo mismo Francos Cinco que Cinco Francos.
No sé si había tantos Francos en Francisco Franco Bahamonde. Ni siquiera si paseó por esta calle alguna de las veces que vino a Sevilla para alojarse en el Alcázar, esas ocasiones en las que su eterno enemigo el cardenal Segura se daba a la fuga al palacio arzobispal de Umbrete. Franco fue en España un dictador, en Francia una moneda y en Italia un nombre de pila, abreviatura de Francesco. En España se han impuesto las modalidades Paco y Curro, la primera más del norte, más taurina y sureña la segunda, aunque hubo un SuperPaco de San Fernando y hay una Casa Paco en la Alameda de Hércules. Los pacos era la onomatopeya de los francotiradores.
Franco es un nombre muy habitual en Italia y por extensión en Argentina. Sobre la marcha, a partir de la pregunta de Galeano, nos ha salido un repóker de cinco Francos. Franco Nero (Parma, 1941) es un extraordinario actor que muy joven obtuvo el premio Donatello; en el rodaje de Camelot, donde hizo de Lancelot du Lac, se enamoró de Vanessa Redgrave, madre de uno de sus hijos. Una actriz colombiana, Mauricia Mena, le adjudicaba la paternidad de un vástago al que le llamaron Franquito. Franco Nero fue Abel en La Biblia de John Huston y Mussolini en una película de Carlo Lizzani. Único como Pavese, Pasolini o Italo Calvino.
¡Viva Franco! Así llama Javier González-Cotta sus columnas como tributo a Franco Battiato (Catania, 1945-2021). Nació el año que matan a Mussolini. Lo conocimos en Sevilla en una rueda de prensa en el hotel Doña María. En 1968 participó en el festival de la Canción de San Remo y en 1984 quedó quinto representando a Italia en el festival de Eurovisión celebrado en Luxemburgo.
Sería bonito imaginarse a Franco Bitosi (Camaioni di Carmignano, 1940) en la etapa reina de una hipotética Vuelta Ciclista a la muy llana ciudad de Sevilla. Un trecho entre las Cuestas del Rosario y la del Bacalao. Bitosi nunca alcanzó la gloria de sus compatriotas Gino Bartali o Felice Gimondi, pero fue un ciclista excepcional. Ganó 21 etapas del Giro de Italia, 17 de ellas en ocho ediciones consecutivas (1964-1971). Le decían Corazón Loco porque tuvo que dejar de correr a causa de una arritmia cardiaca.
Sólo Paolo Maldini ha jugado más partidos que Franco Baresi (Brescia, 1960) en el Milan, equipo con el que ganó tres Copas de Europa. Jugó 81 partidos con la selección italiana, aunque en el Mundial de España 82 que ganó el equipo partenopeo jugó los mismos minutos que Sandro Pertini. Fue el mítico capitán del Milan presidido por Silvio Berlusconi, el de Gullit y Van Basten.
Franco Fagioli (San Miguel de Tucumán, 1981) pertenece, como Bergoglio, Discépolo o Simeone, a los argentinos de raíces italianas. Con 13 años asombró la interpretación de La flauta mágica de Mozart de este cantante de ópera. El 6 de octubre cantó en el teatro de la Maestranza un repertorio en el que figuraban Mozart, Haendel, Donizetti, Rossini y los hermanos Scarlatti. Es tocayo de Franco Mastantuono, el joven fichaje argentino del Real Madrid.
Hubo una mítica pizzería en Sevilla, Trastévere, que regentaba un tal Franco, italiano. La pizza estrella se llamaba Cicciolina, como la actriz porno que fue diputada. La calle Francos debe su nombre, según el libro de Félix González de León, a las franquezas que concedió Fernando III a sus primeros moradores cuando reconquistó la ciudad en 1248. De las franquezas ha pasado a las franquicias que han desdibujado el tejido industrial, es decir, la industria textil. La representó un franco llegado de las Galias, Augusto Peyré (1863-1960), que llegó desde Francia a Sevilla vía El Coronil. No tuvo hijos, pero sí centenares de aprendices a los que enseñó un oficio. Llegó a tener en Francos más de medio millar de empleados y 43 viajantes en un conglomerado de casas que agrupó con un diseño de Aníbal González.
Quedan los últimos mohicanos. Cordonería Alba es de 1904. Franco tenía 12 años. Casa Rodríguez, de artículos religiosos, de 1913. Franco ya tenía 21. Más que centenarios, esos negocios los llevan respectivamente Jesús Spínola, que tenía un año cuando muere Franco, y Javier Rodríguez, que nace catorce años después.
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