España

55 días después del 155

  • Los sondeos dan un 50% de probabilidad a una mayoría absoluta de los partidos independentistas

  • Ciudadanos intenta ganar y busca superar el millón de votos en estas elecciones autonómicas decisivas

  • El Gobierno extrema el cuidado en el escrutinio para evitar el 'hackeo' y las dudas de los secesionistas

Un operario coloca papeletas electorales en una cabina del Ayuntamiento de Barcelona

Un operario coloca papeletas electorales en una cabina del Ayuntamiento de Barcelona / Efe

España se asoma al mismo precipicio que logró salvar el pasado 27 de octubre, cuando el Gobierno destituyó a Carles Puigdemont y convocó las elecciones autonómicas para el día de hoy. Fue el día del artículo 155 de la Constitución. 55 días después, Cataluña es una sociedad fracturada donde las dos comunidades enfrentadas medirán sus fuerzas en las urnas. La huida de Puigdemont y de cuatro ex consejeros, el perjuicio económico de la declaración de independencia y la evidencia de que los separatistas carecían de un plan para el día después de la proclamación se debería traducir en una disminución de sus apoyos electorales. Pero esto no está nada claro. Nada. Las casas de sondeos no se atreven a romper el empate, todo queda dentro del margen de error. La Delegación del Gobierno extremará el cuidado en el escrutinio electoral, debido a las amenazas de manipulación por parte de piratas informáticos y a las dudas que los partidos separatistas están vertiendo sobre la jornada. Todas las actas de cada mesa se colgarán en la web de la Delegación. Los resultados, que se debían conocer a partir de las 22:00, tardarán en llegar un poco más.

La incógnita más importante que resolverá el 21-D es si los tres partidos independentistas pierden su mayoría absoluta en escaños. Éste es el hecho trascendental; si no fuese así, si la CUP, ERC y Junts pel Catalunya sumasen 68 escaños, tanto la comunidad como España entrarán en un nuevo período de incertidumbre, porque arreciarán las opiniones favorables a abrir una negociación entre el Estado y el nuevo Gobierno catalán. La resiliencia separatista nos llevaría a otros escenarios muy complicados. Muchos analistas sostienen que en Cataluña sigue habiendo mucho voto oculto a favor de los partidos constitucionalistas, por lo que es posible una inédita victoria de Ciudadanos. El partido de Inés Arrimadas cree que pueden superar el millón de votos. La vez anterior obtuvieron 724.000.

Si los independentistas ganan, Cataluña y España volverán a un periodo de incertidumbre

A continuación, y a modo de guía para la jornada, señalamos cuáles son los escenarios posibles.

Mayoría de bloque . A las elecciones concurren dos bloques, los independentistas (CUP, ERC y JxCAT) y los constitucionalistas (C's, PSC y PP) más un tercero, que son los comunes de Ada Coalu y Pablo Iglesias, aunque el candidato es Xavi Domènech. No son independentistas, pero sí soberanistas, son favorables a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. El bloque constitucionalista no va alcanzar la mayoría absoluta, al menos ninguna encuesta le daba los 68 escaños necesarios, pero lo trascendental de la noche es que los indepen pierdan la que actualmente tienen. Si bajan de los 68 escaños, España respirará aunque eso no signifique la segura formación de un Gobierno ni la elección de un presidente, o presidenta, constitucionalista.

En el caso de que los separatistas logren la mayoría absoluta, tampoco hay presidente asegurado. Carles Puigdemont es un exopresidente, un político fugado, a quien ERC no quiere votar en la investidura. Ha quedado clara la pugna entre Oriol Junqueras, líder de ERC y preso en Estremera, y el fugado de Bruselas. Aunque éste volviese, los republicanos no lo van a votar si ellos son los mayoritarios. El acuerdo no será posible, por eso han concurrido por separado a las elecciones. De este modo, Junqueras, o Marta Rovira en su lugar, va a necesitar los votos de otros partidos, y ello sólo se lograría con los comunes y el PSC.

Los socialistas no van a votar a Junqueras, pero Miquel Iceta puede sorprender con una pirueta, este hombre tiene la chistera llena de conejos y sería capaz de proponerse presidente si no es posible uno entre los independentistas a la espera de que ERC intentase abrir una vía de diálogo mediante un tripartito de izquierdas. Es la fórmula que más gusta a los comunes. Pero también hay que sumar, y no está nada claro que Puigdemont saque menos parlamentarios que Iceta.

Según la media de todos los sondeos que se han publicado, hay una posibilidad del 50% de que los independentistas logren la mayoría absoluta.

Los pierden. Si los tres partidos de la estelada obtienen menos de 68 escaños, el procés habrá llegado a su fin y se abrirá una profunda crisis en los tres partidos. El resultado de su estrategia habría concluido con cinco ex dirigentes fugados en Bruselas, incluido el exopresidente, y cuatro candidatos a parlamentarios en prisión. Un desastre sin paliativos. Lo primero que hará el nuevo Parlamento cuando se reúna, será elegir la mesa de la Cámara y a su presidente, ésta es una elección clave. Con menos de 68 escaños y con unos cuantos diputados que no podrán votar (al menos, los cinco huidos), habrá un constitucionalista al frente de la Mesa del Parlamento. Este puesto es una de las claves de los futuros meses; si es así, no habrá opciones para más maniobras rupturistas.

Incluso si los partidos independentistas sacasen más de 68 escaños, podrían perder la presidencia de la Mesa, ya que habrá diputados que no acudan a votar. Los huidos no pueden, de no ser que se entreguen, y los encarcelados tendrán que esperar el permiso de un juez para asistir a las sesiones. Mientras no haya sentencia firme, todos están habilitados para recoger su acta de parlamentario.

Si los independentitas no logran la absoluta, el siguiente paso consistirá en averiguar quién será presidente o presidenta. Hay dos opciones.

Inés Arrimadas es la más votada. Aunque los independentistas no logren la absoluta, es difícil que haya una mayoría constitucionalista de 68 diputados. Si fuese así, y la media de los sondeos para esta posibilidad es menor a los dos dígitos, Inés Arrimadas sería la presidenta de la Generalitat. Ni Miquel Iceta ni el PSOE tendrían fuerza moral para vetarla.

El juego de probabilidades indica que Arrimadas puede ganar entre los constitucionalistas, pero necesitará los votos de los comunes. Domènech se negará a hacer presidenta a la candidata de Ciudadanos, Pablo Iglesias se resistirá, pero si Arrimadas obtiene más votos que ERC, los naranjas no van a entrar en el cambalache de permitir que Iceta sea presidente para que sea votado por los comunes. En ese caso, Albert Rivera moverá ficha en la escena nacional, solicitará a Pedro Sánchez y a Rajoy que apoyen a su candidata para poner en un aprieto a Pablo Iglesias. Él tendrá en la mano dejar a un presidente independentista o a Inés Arrimadas, una decisión que se sumará a su negativa a Pedro Sánchez para ser presidente. La presión mediática será enorme y Podemos, como ya han advertido algunos de sus antiguos líderes, correrá el peligro de extinguirse por sus actuaciones en Cataluña. Si Arrimadas gana, lo va a tener muy complicado, pero no imposible.

ERC es la más votada. La combinación con más probabilidades en los sondeos es que ERC gane las elecciones, pero no sume con los otros dos partidos independentistas. En ese caso, los republicanos intentarán elegir a un presidente con el apoyo de los comunes. Y los comunes mirarán al PSC, porque no querrán correr ese riesgo de imagen en solitario. Es decir, a Pablo Iglesias se le arruinaría su carrera nacional si termina colocando a un presidente independetista en Cataluña que carece de mayoría social para seguir con su programa separatista.

Xavi Domènech volvería a tirar a quien será el hombre recurso de todo este lío: Miquel Iceta. Los comunes intentarían un pacto a tres bandas con ERC y el PSC con Iceta u otra persona al frente, el propio Domènech.

El Parlamento catalán celebrará su primera sesión de investidura en el mes de febrero. Es el presidente de la Mesa quien fijará la fecha y decidirá el candidato de acuerdo con los apoyos que logre. En caso de que en la primera votación, en la que se requiere mayoría absoluta, no haya acuerdo, se pasará a otras en las que se necesita más síes que noes. Como a nivel nacional, se abriría un plazo de dos meses para elegir al presidente. Si no es así, habrá nuevas elecciones.

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