Política

25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco: el día que las banderas se convirtieron en crespones

  • El asesino de Miguel Ángel Blanco tiene en su currículum de sangre a Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica

  • Julio de 1997 empezó con la mejor de las noticias: la liberación de Ortega Lara

  • Soledad Becerril, alcaldesa de Sevilla, viajó a Madrid para una reunión con Hillary Clinton

  • Hace 25 años, Pedro Sánchez tenía 25 años. Ayer estuvo en Ermua

  • Ese verano, como 25 años después, hubo cumbre de la Otan en Madrid, con Aznar de anfitrión

La glorieta de Sevilla que lleva el nombre de Miguel Ángel Blanco.

La glorieta de Sevilla que lleva el nombre de Miguel Ángel Blanco. / Juan Carlos Muñoz

Aquel 11 de julio de 1997 podía haber sido un día de júbilo en toda España como el de trece años después cuando Andrés Iniesta batió al portero holandés en la final del Mundial de Sudáfrica. Habría bastado con que los secuestradores de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en el Ayuntamiento vizcaíno de Ermua, hubieran cedido a la multitudinaria ola de rabia y de piedad, a partes iguales, de toda la sociedad española para que liberasen al munícipe de 29 años capturado al bajarse del tren en Éibar después de comer en casa de sus padres.

El mes de julio no había podido empezar mejor. Toda España celebró la liberación de José Ortega Lara, funcionario de prisiones secuestrado por un comando etarra el 17 de enero de 1996 que permaneció encerrado en condiciones inmundas en un zulo durante 532 días. Está clara la relación causa-efecto entre esta liberación de Ortega Lara y el atentado contra Miguel Ángel Blanco, precedido por un infame ultimátum contra reloj para que los presos de la banda terrorista fueran acercados a prisiones del País Vasco.

Los caprichos del tiempo. Hace 25 años el Betis también jugó la Copa del Rey (entonces la perdió contra el Barcelona) y hubo cumbre de la OTAN en Madrid. El secretario general de la Alianza Atlántica era el español Javier Solana, ministro en el primer Gobierno de Felipe González. Yo viajé a Madrid en ambas ocasiones. Cubrí para el diario El País la final de Copa, glorioso Betis de Alfonso, Finidi y Alexis.

Y por motivos particulares llegué a Madrid el mismo día que Bill Clinton, una de las estrellas de aquella cumbre en la que el Gobierno español, presidido por José María Aznar, hacía de anfitrión. Esos días de julio anteriores al secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, Soledad Becerril, alcaldesa de Sevilla, viajó a Madrid para participar en un encuentro con Hillary Clinton y un nutrido grupo de primeras damas de la política mundial.

El tiempo vuela. Julio de 1997. 25 años atrás nos íbamos a 1972, con Carrero Blanco en su penúltimo año en la presidencia del Gobierno, víctima de uno de los primeros atentados de Eta, y los Juegos Olímpicos en Montreal. Cuando se cumplieron 20 años del crimen del concejal, Diario de Sevilla publicó unas fotos de Paco Macías. El alcalde de Ermua en 1997, el socialista Carlos Totorica, recorrió España para recoger el afecto con el concejal asesinado. En ausencia de la alcaldesa, en el aeropuerto de San Pablo lo recibió como alcalde en funciones Alberto Jiménez-Becerril, acompañado por su esposa, Ascensión García Ortiz. Seis meses y medio después, el 30 de enero de 1998, la pareja serían asesinados cuando volvían de tomar una copa con unos amigos en el pub Antigüedades en la esquina de Don Remondo con Cardenal Sanz y Forés. Ascen, con tres rosas rojas para sus hijos porque un día después celebraban en el colegio el día Mundial de la Paz. El crimen contra el munícipe sevillano, del mismo partido que Miguel Ángel Blanco, coincidía con los cincuenta años del asesinato de Mahatma Gandhi.

Francisco Javier García Gaztelu, Xapote, no creía en la Transición Española. En el libro Vidas Rotas, de Rogelio Alonso, Florencio Domíguez y Marcos García Rey, cuentan cómo este terrorista "efectuó dos disparos con una pistola Beretta del calibre 22 contra la cabeza del concejal del Partido Popular, que fue forzado a colocarse de rodillas en el suelo, con las manos atadas a la espalda". Este mismo terrorista asesinó a Gregorio Ordóñez, concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, el 23 de enero de 1995, y a Fernando Múgica Herzog, abogado y militante del PSOE, el 6 de febrero de 1996, además de ordenar el asesinato de José Luis López de Lacalle el 7 de mayo de 2000, periodista, fundador del Foro de Ermua, encarcelado durante el franquismo por su pertenencia al Partido Comunista de España. Un currículum de asesino contra los valores y principios de la democracia.

25 años después, el Betis ha ganado la final de la Copa del Rey. Ha acabado con éxito la cumbre de la Otan en Madrid. Javier Solana, de la quinta de Felipe, cumplirá 80 años el 14 de julio. Hace 25 años, en octubre de 1997 se casó la infanta Cristina en Barcelona con Iñaki Urdangarín. Miguel Ángel Blanco tenía 29 años cuando lo mataron. Los que tenía el príncipe de Asturias, hoy rey Felipe VI. Cumplió 30 años el día que asesinaron a Alberto y Ascen. Hace 25 años, Pedro Sánchez tenía 25 años. Ayer estuvo en Ermua. Esta semana su Gobierno aprueba la ley de Memoria Democrática con el respaldo de Bildu, los herederos y avalistas de ETA. Fernando Aramburu, autor de Patria, escribe en su última novela (lo dice uno de sus personajes) que "ETA no existe". El legado de su vileza está incólume. El asesinato de Miguel Ángel Blanco determinó un giro en la trama de la última novela de Javier Marías, Tomas Nevinson. En Sevilla el tributo a Miguel Ángel Blanco cristalizó en una glorieta junto al parque Celestino Mutis. Y en el afecto de cientos de miles de personas que medio año después volvieron a verse sacudidos por esa infamia de los patriotas del tiro en la nuca. Miguel Ángel, hijo de gallegos que emigraron al País Vasco, era aficionado a la música, seguidor de Héroes del Silencio. Su hermana María del Mar Blanco hacía turismo en Londres. Volvió de forma precipitada. Hoy es diputada del PP.

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