España

Zapatero se despide del cardenal Cañizares antes de su marcha al Vaticano

  • El Gobierno desliga la visita del arzobispo de Toledo a Moncloa de un intento por recomponer las relaciones con la Iglesia

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, deseó ayer "suerte y éxitos" al cardenal arzobispo de Toledo y Primado de España, monseñor Antonio Cañizares, recientemente nombrado por el Papa como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, durante el encuentro que mantuvieron ambos ayer en el Palacio de La Moncloa.

La entrevista se desarrolló, por espacio de más de una hora, en un "clima cordial y de cortesía", según informó la Moncloa, que recordó que Zapatero ya había felicitado a Cañizares el día de su nombramiento, cuando le adelantó que, con motivo de sus nuevas responsabilidades y su traslado a Roma, le despediría personalmente en La Moncloa.

El nombramiento de Cañizares como prefecto del Vaticano se conoció el pasado día 9 de diciembre e implica su marcha a Roma tras seis años como arzobispo de Toledo, aunque en principio compaginará ambos cargos. La Congregación de Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, creada en 1908 y nombrada así por Juan Pablo II en 1988, se encarga de todo lo relacionado con la liturgia y los sacramentos.

Sobre esta reunión se pronunció también la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que aseguró que se trata de "una visita de cortesía". Cuestionada por la posibilidad de que esa entrevista pueda servir para mejorar las maltrechas relaciones del Gobierno con la Conferencia Episcopal, De la Vega precisó que se trata de dos cuestiones diferentes, ya que una de ellas es la relativa a las relaciones del Gobierno con la Conferencia Episcopal y otra es la presencia de Cañizares en la Moncloa, que incidió en que se trata de una "visita de cortesía" antes de que se traslade al Vaticano para desempeñar "una importante responsabilidad".

Durante su visita oficial a la India, la vicepresidenta insistió en separar las relaciones del Gobierno con la Conferencia Episcopal de las que mantiene con el Vaticano, donde dijo que existe un diálogo de Estado a Estado.

Las primeras indicó que están enmarcadas dentro de la normalidad institucional, son de respeto y colaboración, y en algunas ocasiones hay discrepancias, mientras que en otras existen acuerdos.

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