El Rey dio ayer el primer paso para la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero al formalizar el proceso de proclamación del líder del PSOE como presidente del Gobierno comunicando su candidatura, como ya es tradición, al presidente del Congreso de los Diputados, José Bono. La sesión de investidura se celebrará la próxima semana, los días 8 y 9, que Bono convocó ayer para que el proceso arranque al mediodía del próximo martes.

Don Juan Carlos dio este paso al cerrar ayer las consultas con las fuerzas políticas con representación parlamentaria en las elecciones generales del 9 de marzo. La propuesta de Zapatero para presidir el nuevo Gobierno -firmada por el Rey y refrendada por Bono en su presencia- se publicó ayer en el Boletín Oficial de las Cortes, para que comiencen a correr los plazos correspondientes.

Ante la prensa, Bono dio lectura al escrito que le entregó el Rey, en el que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 99.1 de la Constitución, propone al líder socialista como aspirante a encabezar el Ejecutivo y a formar equipo de Gobierno.

En primera votación, la elección como presidente del Ejecutivo de Zapatero requerirá de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, establecida en 176 de los 350 escaños existentes. Si no alcanza ese resultado, logro muy complicado dado que el PSOE no ha conseguido cosechar apoyos firmes en sus contactos de esta semana con las fuerzas parlamentarias, se celebrará una segunda votación en la Cámara 48 horas después, para la que sólo será necesaria la mayoría simple.

El PSOE, con 169 diputados, está a siete escaños de la mayoría absoluta de la Cámara, por lo que necesitaría el apoyo de otros grupos parlamentarios para sacar adelante la investidura en primera votación.

El líder de los socialistas fue el último dirigente político que se entrevistó con el Rey culminando la ronda de conversaciones que don Juan Carlos inició el pasado miércoles. Ayer también el monarca recibió en audiencia al líder del PP, Mariano Rajoy.

Zapatero se entrevistó con el Rey tras regresar de la Cumbre de la OTAN en Bucarest, donde finalmente no se entrevistó con el presidente de EEUU, George W. Bush, como fuentes del entorno del jefe del Ejecutivo sugirieron en un principio. El líder socialista, fue el único de los líderes de los partidos que no se detuvo, a la salida del despacho con don Juan Carlos, en la carpa instalada a las puertas de la residencia real para las comparecencias de los políticos al término de la audiencia con el monarca, rehuyendo así a los medios de comunicación.

El líder de la oposición, Mariano Rajoy, sí se paró ante la prensa para anunciar que el grupo popular decidirá su voto en la elección del candidato socialista como presidente después de escuchar su discurso en el debate de investidura, por lo que la opción de abstenerse sigue manteniéndose en pie. Cabe recordar que en plena campaña electoral Rajoy solicitó al PSOE que se abstuviera si los populares se acababan imponiendo en las urnas.

El presidente de los populares confesó que el secretario general del PSOE no se ha puesto en contacto con él a lo largo de estas semanas y que, por lo tanto, ignora si quiere acuerdos o no de Estado. Rajoy también remarcó que Zapatero tampoco ha avanzado a la opinión pública cuál será el contenido de su discurso en el debate de investidura.

Sobre la posibilidad de que sea necesario recurrir a una segunda votación para la investidura de Zapatero, algo que los socialistas tienen asumido, Rajoy se mostró indiferente puesto que lo único que le importa es lo que éste pretenda hacer en los próximos cuatro años.

Tras resumir los grandes pilares de su programa electoral, el líder de los populares se comprometió a defender sus posiciones a "rajatabla", convencido de que el programa electoral que presentó el PP para los comicios del pasado 9 de marzo ha sido "el mejor" en la historia de este partido.