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El Covid también mata en los cayucos

  • Un joven maliense de 20 años muere en la travesía a Canarias después de salir desde Mauritania con el virus

  • Yahaha bebió agua del mar después de vomitar tras abandonar África

Varios inmigrantes tras ser rescatados, algunos de ellos con la mascarilla puesta.

Varios inmigrantes tras ser rescatados, algunos de ellos con la mascarilla puesta. / EFE

Yahaha, un joven maliense de 20 años, tenía el sueño de prosperar en Europa y algo de miedo al océano cuando se embarcó a finales de la semana pasada en un cayuco en Mauritania rumbo a Canarias. Lo que no sabía es que también tenía el Covid y eso probablemente le costó la vida.

Cuando el martes pasado, la embarcación de rescate Salvamar Macondo desembarcó en el puerto de Arguineguín (Gran Canaria) a los 61 hombres que venían a bordo de un cayuco localizado muy cerca de la costa de la isla -a unos ocho o nueve kilómetros-, sus tripulantes pensaron que habían completado el servicio sin sobresaltos, porque todos parecían estar bien, salvo por algunos síntomas de mareo y desahidratación leve.

Fue entonces cuando algunos de los rescatados alertaron de que faltaba un componente del viaje, lo que llevó a revisar de nuevo la embarcación ya amarrada en el muelle. Allí, bajo las ropas mojadas abandonadas al final de la travesía y entre los desperdicios de todo tipo que se acumulan en el fondo de un cayuco a lo largo de varios días en el mar, estaba el cuerpo de Yahaha.

Algunos de sus compatriotas a bordo del barco -todos los ocupantes del cayuco aseguran que son de Mali- han contado que murió el segundo de los cuatro días de navegación que estuvieron en el mar. Y también que casi desde el mismo momento en que dejaron atrás la costa de África estuvo vomitando sin parar a lo largo del trayecto.

Así lo contaron las fuentes de los servicios de emergencia que participaron en la asistencia a la embarcación, la primera que llegaba a Gran Canaria después de dos semanas de relativa calma en la conocida como Ruta Canaria desde África.

La autopsia de Yahaha concluyó ayer en el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas de Gran Canaria. El dictamen médico es éste: "Deshidratación en contexto de Covid e ingesta de agua salada".

Fuentes forenses señalan que, probablemente, a Yahaha le sorprendió uno de los síntomas del Covid más frecuentes en el peor momento, en mitad del océano. Se puso a vomitar cuando el mareo de las olas hacía que ya difícilmente pudiera parar, perdió líquidos y la sed lo empujó hacia la solución desesperada de beber agua de mar. Fue peor, lo agravó todo.

Al haber desembarcado en Arguineguín, le corresponde al Ayuntamiento de Mogán darle sepultura, en un funeral de beneficencia. Este ayuntamiento, al que llegan la mayor parte de las víctimas de la Ruta Canaria cuando existe un cuerpo al que enterrar, hace tiempo que advierte de que no le queda sitio en el cementerio.

De hecho, suele pedir ayuda a otros municipios de la isla, para que las acojan en sus camposantos. Aún no se sabe dónde le darán sepultura, pero a Yahaha no lo enterrarán como una víctima anónima más. Sus compañeros han cuidado de que se sepa quién era.

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