España

Cosas que no sabías de Cataluña (nosotros tampoco)

  • La participación de 81,9% muestra un mapa imprescindible para conocer cuál es la posición de los catalanes respecto a su relación con España

Miembros de una mesa electoral efectúan el recuento de votos.

Miembros de una mesa electoral efectúan el recuento de votos. / Efe

Nunca más volverá a ocurrir, la alta participación de los catalanes en las elecciones del 21 de diciembre, un 81,9%, ha mostrado una radiografía certera de esta comunidad, un mapa imprescindible para conocer cuál es la posición de sus ciudadanos respecto a su relación con España. Vamos a mirar un poco mejor estas entrañas, sin más prejuicios:

1. El voto oculto no era españolista. Antes del 21-D se suponía que los catalanes que se consideraban españoles no afloraban del todo en las elecciones. El aumento de la participación del jueves lo desmiente, ahora han votado más constitucionalistas o más españolistas, pero también más independentistas. Pero, incluso, así, las formaciones separatistas suman menos votantes que Ciudadanos, PSC, PP y los comunes. Es más, la pequeña diferencia es un poco mayor en 2017 que en 2015. Ese año, CUP y Junts pel Sí sumaron el 49,8% del voto, ahora equivale al 48,2%. Los no independentistas, que ganan, suman el 51,7%

2. Ciudadanos sí es catalán. Hay quienes suponían que Ciudadanos nunca podría ganar unas elecciones en Cataluña. ¿Por qué? Porque es un partido, claramente, antinacionalista, ésa es su razón de ser, nació de un grupo de intelectuales, críticos feroces contra el pujolismo. La afirmación de que todo catalán es nacionalista es falsa, hay catalanes muy nacionalistas y catalanes muy españolistas.

3. Las terceras vías no son las preferidas. Los dos vencedores morales de la noche, Inés Arrimadas y Carles Puigdemont, eran los candidatos más polarizados, han ganado los extremos. Por el contrario, aquellos partidos que defendían una tercera vía, de conciliación, de negociación entre partes, han fracasado. Olvídense del federalismo como solución al conflicto. Ni los comunes ni el PSC han obtenido los resultados esperados. El fracaso de Cataluña en Común es aún mayor, porque sus ocho parlamentarios son suma de lo que antes fue IU, Podemos y el “espacio” de Ada Coalu, muy pocos sillones para tantos líderes. Pero es que ERC había moderado el discurso desde la proclamación de la república, el ex consejero Carles Mundó llegó a declarar que la bilateralidad se había acabado. Puigdemont ha cercenado la supuesta mayoría apabullante que iba a tener ERC.

4. Los catalanes no sólo miran la pela. Esto hay que reconsiderarlo. Si fuese por razones económicas, los catalanes habrían huido mayoritariamente de los partidos que han provocado la salida de empresas, la caída de la inversión extranjera y la pérdida de las grandes compañías de Cataluña. No, la mitad de Cataluña asume el duro coste económico de una supuesta transición hacia la república.

5. El seny no votó. Cataluña, la comunidad donde impera el sentido común también es la Cataluña del Noi del Sucre, de los empecinados carlistas y de los pistoleros de la patronal, la que prefiere a Puigdemont sobre Junqueras. Con los resultados del nuevo Parlamento, corresponderá a Puigdemont la elección del nuevo presidente, siempre que la CUP acepte el nombre, pero no se engañen: el huido de Bruselas es tan radical como los cuperos, no habrá redención. Pero con cinco parlamentarios fugados, y si no pudieran votar o no corrieran puestos a no procesados, la relación de fuerzas sería exactamente de 65 a 65.

(Por último: la división de los separatistas en dos partidos, la disolución de Junts pel Sí, beneficia, suma, porque los restos han perjudicado de modo especial a los minoritarios, a PSC, PP, CUP y comunes.)

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