enclave estratégico

Ceuta, un polvorín entre dos coronas

  • Las muertes de porteadoras, el flujo de inmigrantes irregulares y la marginalidad ligada al yihadismo hacen de la ciudad un foco de tensión entre Madrid y Rabat

Felipe VI y Mohamed VI descubren una placa en un acto celebrado en Rabat el año 2014.

Felipe VI y Mohamed VI descubren una placa en un acto celebrado en Rabat el año 2014. / efe

Asediada, marginada, estratégica y fiel, Ceuta se ganó el título de "fidelísima" en 1656 al elegir quedarse 16 años antes bajo la soberanía de Felipe IV y no seguir el camino de Portugal tras la secesión. La también "noble y leal" ciudad autónoma ha sido un foco sempiterno de conflictos y reclamaciones debido a su valiosa situación geográfica.

Esa histórica tensión en la zona se mantiene hoy por distintos motivos que convierten a Ceuta en noticia continua por la intensa inmigración ilegal, el alud de porteadoras, la mayoría mujeres (mulas), que cruzan a diario la frontera y se juegan la vida por las peligrosas avalanchas, el negocio histórico del contrabando y la marginalidad patente en algunos barrios que los expertos ligan directamente al incremento de yihadistas en la ciudad. Todo ello hace del enclave un polvorín entre dos reinos, España y Marruecos, que deben vigilar con mucho ojo para que no salte por los aires.

Un informe prevé que Rabat avivará la llama en Ceuta y Melilla para tapar las cuitas internas

"Una granada a punto de estallar". Es una de las frases que resume el reportaje de la revista marroquí Tel Quel, una de las escasas publicaciones poco afines a Mohamed VI en la monarquía norteafricana, publicó la semana pasada en sus páginas. Inquieta la deriva en muchos aspectos de Ceuta. Dos mujeres marroquíes perdieron la vida a mediados de mes en el puesto fronterizo del Tarajal II; en agosto fueron otras dos mulas cargadas de mercancías las que acabaron aplastadas en el paso del Tarajal. A diario pasan por este último lugar más de 30.000 personas a pie, muchas con 70 kilos a cuestas sobre sus espaldas, o en coche. Las autoridades de ambos países, denuncia el semanario, hacen la vista gorda ante un alarmante problema que ningún gobierno parece querer solucionar.

Hace más de un siglo Marruecos se comprometió a la creación de un puesto fronterizo comercial, pero nunca ha cumplido este precepto dado que, si lo hiciera, estaría reconociendo indirectamente la soberanía española sobre Ceuta, una reivindicación que Rabat no está dispuesta a olvidar, aunque varios monarcas marroquíes la admitieron en varios tratados bilaterales. Por tanto, los portes de mujeres destrozadas por el peso no cesan y todo por la mísera cantidad de 10 euros al día o poco más. Asimismo, España ha aprobado la imposición de una tasa especial en la frontera: 33 euros por los artículos textiles y 5 por los productos alimentarios, una medida que está golpeando la economía de los porteadores.

La revista, editada en francés y que toma el nombre de un magacín literario galo publicado entre 1962 y 1980, incide en que la percepción en Marruecos es que a España la interesa este contrabando para centrar la economía de Ceuta en el turismo, y para ello requiere de ser un sitio seguro y que no haya cientos y cientos de marroquíes dedicados a la venta ambulante. Las cifras señalan que el mercado negro supone más de la mitad del PIB de Ceuta, según el periodista Nabil Driouch.

Paralelamente, el radicalismo religioso se está disparando en los últimos años. Un informe de seguridad nacional publicado en España en 2016 sostiene que el 20% de los yihadistas arrestados en nuestro país eran de Ceuta, y casi la mitad estaban radicalizados y dispuestos a atentar, según el Instituto Elcano. Los servicios de inteligencia españoles observan que en la ciudad autónoma proliferan los focos de yihadistas. El barrio del Príncipe, centro del narcotráfico, el crimen y la corrupción, se encuentra en el núcleo de los problemas. En los últimos años se ha detectado que la pequeña delincuencia tiene relación con el radicalismo religioso por la marginación de bolsas de población.

El estado del avispero ceutí depende en gran medida de las relaciones entre Madrid y España, convirtiendo en un desafío para los reinos de Felipe VI y Mohamed VI la búsqueda de una serenidad necesaria en el enclave, tanto por los problemas derivados de los inmigrantes ilegales que intentan saltar la valla para pisar suelo europeo como por el trasiego de mercancías. Y, sin duda, por las ramificaciones del yihadismo que se están extendiendo como una hiedra por los barrios marginales de la ciudad.

El telón de fondo, sintetiza Tel Quel, reside en la pugna de mantener la independencia como enclave español contra la reivindicación marroquí que amenaza con asfixiar a Ceuta y a Melilla. Un análisis del Instituto Elcano pronostica que el país marroquí agitará la situación en ambas ciudades autónomas para acallar las protestas en el Rif y en Jerada.

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