España

Aldaya afirma que se quedó "medio loco" tras su secuestro

  • El empresario declara que tiene las caderas "deshechas" a resultas de los 342 días de cautiverio en un zulo, por el que la Fiscalía pide 17 años para dos etarras

El empresario vasco José Aldaya declaró ayer como testigo en el juicio contra dos de los etarras acusados de secuestrarlo en Fuenterrabía (Guipúzcoa). El industrial afirmó que tras el secuestro se quedó "medio loco" y arrastra unas caderas "deshechas" debido a los movimientos que tenía que realizar en el minúsculo zulo -de tres metros- en el que la banda terrorista le recluyó entre el 8 de mayo de 1995 y el 14 de abril de 1996.

Aldaya negó conocer si su familia realizó el pago por su rescate, que se estima en una cantidad de 900.000 euros, porque, según declaró, lo único que ha querido desde que fue liberado es olvidarse del asunto.

Los dos etarras acusados, José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri, y Dolores López Resina, Lola, se negaron a declarar. Dijeron que no reconocen al tribunal de la Audiencia Nacional y que no van a participar en "este circo". Antes de permanecer callados durante el resto de la vista oral, Lola gritó "gora ETA". En ese momento, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, le cortó y le prohibió seguir hablando.

Durante la prueba pericial, agentes del Cuerpo Nacional de Policía presentaron como prueba de cargo una capucha con el ADN de Lola encontrada en el zulo donde estuvo encerrado el empresario, además de las huellas de los dos etarras ya condenados por estos hechos, Francisco Javier Ramada y su esposa Sagrario Yoldi. Ambos declararon ayer como testigos pero se negaron a responder a las preguntas del representante del Ministerio Público.

El fiscal Ignacio Gordillo solicitó para cada uno de los acusados 17 años de prisión por detención ilegal además de una indemnización para la familia de 900.000 euros por la cantidad pagada como rescate por la familia y 1,2 millones de euros para Aldaya por los daños morales sufridos durante el cautiverio.

Gordillo considera probado que los acusados participaron en el secuestro. Amenazaron a Aldaya con pistolas cuando se dirigía en su vehículo a su domicilio en Fuenterrabía tras terminar su jornada laboral en la empresa Alditrans y le obligaron a subirse a su coche, poniéndole una capucha y una inyección en el brazo.

El Ministerio Fiscal afirma que la planificación del secuestro de Aldaya la ideó y diseñó, entre otros, el ya condenado Alfonso Castro Sarriegui. Además, indica que el también condenado Francisco José Ramada Estévez recibió a través de una persona no identificada la cantidad de dinero necesaria para la adquisición de un local para encerrar a los secuestrados por la organización terrorista. Ramada compró por 90.000 euros una nave industrial en un barrio de Irún, donde construyó, junto a Lola, el habitáculo en el que encerraron a Aldaya.

El rapto de Aldaya duró 342 días, el segundo más largo a cargo de ETA tras el del funcionario de pisiones José Antonio Ortega Lara, que alcanzó los 532 días.

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