Pastora Soler | Cantante

"Admiro a Rosalía por tenerlo tan claro; a mí me costó un poco más"

"Admiro a Rosalía por tenerlo tan claro; a mí me costó un poco más"

"Admiro a Rosalía por tenerlo tan claro; a mí me costó un poco más" / javier albiñana

Las cosas en su sitio: no hay muchas voces en el panorama musical nacional de las últimas dos décadas de la amplitud, tesitura y capacidad expresiva de María del Pilar Sánchez Luque (Coria del Río, 1978). Pastora Soler ha forjado sin prisas una trayectoria bien sólida que, más allá de episodios como Eurovisión, ha ganado la bendición del público con aforos llenos y discos en lo más alto de las listas de ventas. Para el último, Sentir, producido por Pablo Cebrián, ha contado con Vanesa Martín, Vega y Conchita como aliadas. En mayo de 2020 comenzará su próxima gira.

-La calma (2017) fue su respuesta a su particular crisis. ¿Qué añade Sentir a aquella resurreción?

-La calma fue un disco muy importante al que han seguido dos años de gira. Y cuando terminé, la verdad, no sabía muy bien qué hacer, pero sí comprendí que había que afianzar la experiencia y la madurez que había adquirido con este trabajo, la seguridad que había conseguido. Pero, al final, cada disco viene marcado por cuestiones personales: las ganas de seguir sintiéndome bien con la música, el quedarme embarazada poco antes de entrar a grabar... todo eso ha influido en este disco, que titulamos Sentir, precisamente, por mis ganas de hacer sentir cosas enriquecedoras a la gente.

"Yo soy la primera causante de mis momentos de debilidad. Me exijo lo que nunca me exige el público"

-¿Fue muy difícil la selección de canciones?

-Siempre dedico mucho tiempo a la selección de las canciones, aunque cada vez me cuesta menos porque me llegan muchísimas composiciones y es fácil encontrar temas que digan lo que yo quiero decir. Además, cuento con un equipo extraordinario de autores que me escriben canciones, como en este caso Vanesa Martín, Vega, Conchita y Pablo Cebrián, el productor.

-Para este disco ha compuesto también algunos temas, ¿la veremos crecer más en este sentido?

-Escribí el primer single, Aunque me cueste la vida, junto a David Santisteban. Tengo claro no soy autora, sino intérprete. Admito que me gusta componer, pero en eso sí que tengo que ganar mucha seguridad todavía. Por eso me ayuda mucho que otros autores en los que confío plenamente me den el visto bueno. Pero, vaya, no entra en mis planes convertirme en cantautora.

-¿Ha aprendido a llevarse bien con su voz?

-A veces se hace complicado. Echo de menos no tener que prestar tanta atención a mi voz. Pero, al mismo tiempo, disfruto mucho cuidándola, con el mantenimiento, el entrenamiento y toda la costumbre diaria. Conforme más te cuidas y más ensayas, te das cuenta de que nunca dejas de conocer del todo tu instrumento. En este disco, por ejemplo, utilizo algunos falsetes, algo que nunca había hecho hasta ahora. Pero es el mayor conocimiento de la técnica el que me permite probar otras cosas, lo mismo tonos más agudos que más graves. Hay un montón de recursos que puedes utilizar, y descubrirlo es un placer.

-¿Y con el público?

-El público impone mucho respeto. He tenido problemas, como todo el mundo sabe, por no dejar de verlo como un monstruo. Y la verdad es que me ha ayudado mucho conocerlo, hacerme amiga de la gente que viene a verme. Siempre digo que yo soy la primera causante de mis momentos de debilidad, porque no he dejado de exigirme más, mientras que el público no lo ha hecho. Me ha recibido siempre con los brazos abiertos. Hoy mantengo ese respeto, porque no se puede perder nunca, pero al mismo tiempo hay cada vez más cariño. De todas formas, llegado un determinado momento, tienes que tener bien claro qué es lo que quieres, cuál es tu fuerte y qué es lo que la gente espera de ti. Una vez que aprendes a gestionar esto, es todo mucho más fácil.

-¿Sus principales referentes siguen siendo los mismos de siempre?

-Creo que lo que te marca en una determinada época de tu vida se queda contigo para siempre. Un referente clave para mí ha sido y sigue siendo Rocío Jurado, precisamente porque hacía de todo. Nunca dejo de aprender de ella. Luego, sí, escucho otras músicas distintas, me gusta el pop y el soul, pero siempre vuelvo a lo que considero más mío.

-¿Se atrevería a hacer un proyecto más de raíz, de flamenco o de copla?

-No me atrevería con el flamenco. Nunca me he atrevido, de hecho, salvo alguna bulería. Con respecto a la copla, nunca he dejado de cantarla, en todos mis conciertos hay copla. Sigo estando en contacto con ella. Pero no sé si algún día haré un disco íntegro de copla, por ahora no me lo planteo. La verdad es que me costó mucho encontrar mi propia identidad como artista, y una vez que la encuentras es bueno aferrarse a ella.

-Es curioso, pero cuesta creer que alguna vez tuvo problemas para encontrar su identidad artística.

-Sí, pero es así. Cuando veo a Rosalía no puedo más que admirarla por tenerlo tan claro. En mi caso, llegó un momento en que no quería seguir haciendo copla pero no sabía qué hacer después. Me costó cuatro o cinco discos decidirme. Pero, ¿sabes?, lo que más gusta de mi trabajo es que alguien me diga que una canción mía le ayudó a superar un determinado problema, algún trance difícil. Eso es lo que me da más energía, lo que más me anima a seguir adelante. Lo que más me identifica.

-¿Y cómo va a mantener esa identidad en el futuro?

-Después de veinticinco años dedicándome a esto, tengo claro que lo más difícil es mantenerse. Admiro a artistas como Ana Belén, que hacen sus discos y sus giras con suficiente tranquilidad, compaginándolo con su vida personal, sin hacer más ruido. Ése sería mi estado perfecto. A eso aspiro. Me gustan las nuevas experiencias, pero no es lo que más me inquieta.

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