josé María rossell recasens Presidente del Grupo Hoteles Playa

"De joven mi sueño era ser director de un Hilton en Tokio"

"De joven mi sueño era ser director de un Hilton en Tokio"

"De joven mi sueño era ser director de un Hilton en Tokio" / rafael gonzález

-con 13 años ganaba 300 pesetas al mes como botones. ¿Qué recuerda de aquella época?

-Hoy sería impensable empezar a trabajar con 13 años. Es una época que recuerdo con mucho cariño, llena de sueños, con muchas ganas de trabajar y de triunfar en la vida. Mi sueño era llegar a ser el director de un gran hotel, a ser posible de un Hilton en Tokio o alguna gran ciudad de Asia. Aparte de cumplir con ahínco en mi horario de trabajo con las labores lógicas de mi trabajo, fuera de horario, que eran como mínimo 10 horas, me dedicaba, entre otros trabajos, a lavar los coches de los clientes que lo solicitaban; eso hacía que algunos meses superaba las 12.000 pesetas de ingresos, lo que equivalía al sueldo de un ministro de la época.

Con 13 años era botones y lavaba coches a clientes tras mi jornada, ganando al mes igual que un ministro"

-Montó una fábrica de insecticidas con 15 años. En la actualidad, ¿falta iniciativa a los jóvenes o lo que faltan son oportunidades?

-En la Costa Brava en invierno no había trabajo y como me había quedado huérfano de madre, decidí probar suerte en Las Palmas de Gran Canaria para trabajar de camarero. Allí conocí a un chico mayor que hacía el servicio militar, con una gran imaginación para los negocios, y me propuso montar una fábrica de insecticida. Lógicamente era en plan artesanal. Y lo hacíamos todo nosotros. Vendíamos, fabricábamos, embotellábamos, distribuíamos y cobrábamos. Es posible que en aquella época hubiese más oportunidades, pero hoy en día a la mayoría de los jóvenes les falta ambición, iniciativa, ganas de trabajar y no tener miedo al fracaso para triunfar en la vida.

-Usted tiene dos hijos, Daniel y José María. ¿Tienen su ADN, el ADN emprendedor de los Rossell?

-Creo firmemente que mis hijos llevan el ADN emprendedor. Pero para ellos es más fácil ya que parten de una base. Lo que sí tengo claro es que no les da miedo trabajar, son creativos y se entusiasman con los negocios.

-Como presidente de Hoteles Playa, ¿ha previsto ya un protocolo o una hoja de ruta para pasar el testigo del negocio a sus hijos?

-El día a día de la empresa hace ya un par de años que lo llevan mis hijos y toman las decisiones en el caño de sus responsabilidades con la ayuda de su equipo. Yo sigo yendo a la oficina porque me gusta y me distrae, pero me ocupo de detalles comentándolo antes con ellos.

-Entonces, ¿para cuándo está previsto ese relevo generacional?

-Si no pasa nada, los próximos 10 años seguiremos funcionando como venimos haciendo actualmente.

-También ha pensado en la posibilidad de la tercera generación para que continúen también sus nietos?

-No soy profeta y no puedo saber lo que pasará con mis nietos. El mayor acaba de cumplir tres años, aunque los sábados por la mañana se viene con su padre a la oficina.

-Sus primeros pasos como empresario hotelero fueron con 25.000 pesetas de capital, alquilando un hostal y una pensión en Garrucha para traer turistas europeos que aterrizaban en Alicante. ¿Cambiaría algo de aquellos comienzos?

-Me fui con 16 años a trabajar a Alemania y por una serie de circunstancias pude convencer al dueño del touroperador en el que trabajaba de iniciar una serie de vuelos cada tres semanas de Berlín al aeropuerto militar de San Javier, para después de un tránsfer de 4 horas llegar a Garrucha. El próximo mes de marzo hará 50 años que empezamos. Era todo una odisea, hoy en día sería impensable. Teníamos todos los vuelos vendidos y no sabíamos si podríamos aterrizar en San Javier y el aeropuerto de Almería estaba en construcción. Empecé con mi hermano, el cual falleció a los dos años en un trágico accidente. Hubiese sido magnífico haber podido continuar con él, ya que nos complementábamos estupendamente bien. Esto es lo que les ocurre hoy en día a mis hijos.

-Construyó su primer hotel en Roquetas de Mar en 1972, siendo pionero en traer turistas de la mayoría de mercados europeos. ¿Cómo se podían hacer tantas cosas entonces con tan pocas herramientas?

-Efectivamente, en 1972 empecé a traer vuelos chárter de Inglaterra a Roquetas de Mar. En 1974 entré de socio con un 7,5% en un hotel de 3 estrellas. En aquellos años con muy poco dinero y los anticipos de los tourperadores se construía un hotel. El coste por habitación estaba en el entorno de 10.000 pesetas, incluyendo terreno, construcción, mobiliario y decoración, listo para recibir a los clientes. Hasta mediados de los 70 había más demanda que oferta y se llenaba todo. A finales de los 70 con la gran primera crisis cambió todo, y más para destinos como Almería que no estaban asentados en el mercado, a base de pasarme los inviernos pateando Europa conseguí abrir para Almería todos los mercados europeos, exceptuando el holandés; incluso llegamos a traer una serie de vuelos charter desde Cleveland, Ohio, Estados Unidos.

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