nuria varela Periodista y escritora

"El feminismo lleva 300 años como farolillo rojo de las teorías políticas"

"El feminismo lleva 300 años como farolillo rojo de las teorías políticas"

"El feminismo lleva 300 años como farolillo rojo de las teorías políticas" / d.s.

-cansadas parte de que la suya es una generación de mujeres -en torno a los 40 años- "no perdida, pero desperdiciada".

-Soy de una generación que creció con el empuje de la generación anterior, que salía del franquismo y se empeñaba en que no viviésemos como ellas; fuimos educadas para ser independientes, y entramos de forma masiva en la universidad. Nos fuimos de casa pronto, viajamos por el mundo pronto. Parte de nuestra manera de entender el mundo se plasma ahora en los nuevos modelos de familia que estamos teniendo; retrasamos la maternidad. De pronto, sin aviso, llegó la crisis, que ha terminado siendo una crisis social y de valores, y que se utilizó como excusa para realizar cambios profundos, con bastantes retrocesos.

A las mujeres de mi generación se nos vendió una demo de algo que nunca llegó a existir"

-Se nos vendió una demo...

-Se nos vendió una demo de algo que nunca existió y que, lejos de consolidarse, parece que es muy fácil que se derrumbe. El propio Consejo Económico y Social ya se preguntaba en qué medida habían repercutido los años de bonanza en las mujeres: en muy poco. Las mujeres somos siempre las últimas en entrar en el mercado y las primeras en salir: la crisis tiene cara de mujer. Y también tiene un discurso muy engañoso: la primera burbuja que explotó en España, la de la construcción, afectaba más al empleo masculino, pero gran parte de quienes sostenían el tejido social que se iba deshaciendo fueron las mujeres, a su propia costa. Sin embargo, se ha hecho un relato masculino de la situación.

-Existe una recuperación del término feminismo por las propias mujeres, pero durante mucho tiempo ha estado envenenado.

-El feminismo lleva tres siglos de farolillo rojo entre las corrientes de pensamiento. Pocas teorías políticas tienen tal polémica, desde el propio nombre. Ocurre que el machismo como tal tiene poca capacidad discursiva: el nuevo machismo es más sutil que entrar directamente en la descalificación o el insulto. Desarrolla falacias negacionistas entre las que quizá la más visible es que la igualdad es algo ya conseguido. Algo que, por más que repitan, no señalan los indicadores de tiempo, de cuidados, laborales, económicos...

-Otra de las falacias, dice, es la del libre albedrío.

-Se está diciendo que el patriarcado ya no existe, que podemos diseñar nuestras vidas como queramos, sin que nada nos limite: has podido elegir, dicen, y tomar tus propias discusiones.

-Tal vez la clave está entre qué y qué se puede elegir.

-Claro, porque todos los demás datos negativos siguen existiendo. Así, se termina concluyendo que todos los problemas y situaciones de desigualdad son de tu propia elección. Y en un escenario, además, de falsas verdades y mentiras a medias.

-Y entre los lastres, el amor romántico. Menciona un concepto muy curioso: el sincretismo de género.

-Es un concepto desarrollado por Marcela Lagarde, que intenta explicar cómo las mujeres actuales somos modernas y antiguas al mismo tiempo. Hemos modernizados muchísimos ámbitos de nuestra vida, pero seguimos utilizando el pensamiento mágico en nuestra vida personal, lo que provoca unos choques muy fuertes. Es curioso de qué modo ese modelo de amor con toda su carga normativa se sigue transmitiendo, primero en la educación formal y, también, en la educación informal: música, películas, youtubers... El amor romántico se ha hecho el normativo.

-Un amor que es sólo uno, vive cerca de ti, dura toda la vida... Son los ingredientes de la alienación perfecta. Pero nos los tomamos.

-No te habla de construir una relación, sino de cosas intangibles, de ahí lo del pensamiento mágico. Uno de los preceptos más dañinos es el de que el amor lo puede todo: aunque tengamos distintos planes de vida, valores distintos o no me trates muy bien, pues lo vamos a superar...

-...juntos.

-Por decir: porque la conciliación es uno de esos conceptos que se generan y luego nos devuelven sin valor. A ver cómo conseguimos que ellas pospongan, que concilien, que se apañen en dos mundos a la vez. La conciliación se ha devaluado y es cosa de mujeres de nuevo. Realmente de lo que estamos hablando es de una crisis de cuidados que necesita respuesta urgente y la sociedad está mirando hacia otro lado.

-En Cansadas hay también un espacio, no pequeño, para la violencia. Con unos infiernos absolutos (Kabul, Ciudad Juarez) que no son ajenos a lo que cualquiera puede ver en redes.

-Lo único que los discursos y paños calientes no son capaces de tapar son los cadáveres. Las mujeres son asesinadas de forma cotidiana sin que haya regímenes represivos, un terrorismo que la OMS califica de "epidemia". No es ajeno, en efecto, a la violencia verbal que vemos todos los días. Internet permite el anonimato y la impunidad. La violencia de género se denuncia muy poco, se persigue muy poco y se castiga muy poco. Por ejemplo, uno de los temas más recientes es que se habla del bullying, pero no se le pone género, cuando el 70% de las víctimas son niñas.

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