andrés Conde | Director general de Save the Children en España

"Las barreras culturales son más fuertes que las físicas"

"Las barreras culturales son más fuertes que las físicas"

"Las barreras culturales son más fuertes que las físicas" / belén vargas

Economista de profesión, Andrés Conde (Madrid, 1967), llegó a Save the Children desde Unicef. Pasó muchos veranos de su vida en Fuente Obejuna. Hijo de cordobés y valenciana de Castellón, resalta el protagonismo de Andalucía en la recepción de migrantes. Save the Children es mucho más que una lección de inglés. Salvar a los niños y adultos que dejan todo, a veces por nada. "Hay que priorizar el salvamento marítimo y permitir el desembarco de las personas rescatadas en el puerto seguro más cercano". Es padre de dos hijos.

-¿También en la política migratoria hay dos velocidades en España?

-Sí. Y tendría que ser una reponsabilidad del conjunto del Estado. Una política de Estado con independencia del lugar de llegada. Estas personas que llegan por el Estrecho a las costas andaluzas no vienen a Andalucía, vienen a Europa.

"Si los inmigrantes paran, se para el país. Ponemos en sus manos lo más preciado y delicado que tenemos"

-¿Qué pasaría si los inmigrantes se cruzaran de brazos en un país con tan baja natalidad y tan alta esperanza de vida?

-Se paraba el país. Directamente. Cuidan a las personas más vulnerables. Sin ellos, habría sido imposible una incorporación tan masiva de la mujer al trabajo. Estamos poniendo en sus manos aquello que es más preciado y delicado: nuestros hijos, nuestros mayores, nuestros enfermos.

-Los que cruzan el Estrecho no entienden de Gobierno en funciones...

-España sigue teniendo relaciones internacionales, pero no deja de ser un Gobierno en funciones. La política migratoria no es autonómica ni estatal; es europea. Hace falta un Gobierno fuerte que tenga una voz fuerte en Europa.

-¿Quién salva a esos niños asesinados por un progenitor para hacerle daño a su pareja?

-Ese fenómeno de la violencia vicaria es reciente y brutal. Usar la violencia contra los niños para hacerle daño a un adulto. Hace falta una ley de protección a la Infancia. Según datos del Ministerio del Interior, una de cada dos agresiones tienen como víctimas a menores.

-¿El muro de Trump creará escuela?

-Estamos en un momento de existencia de muros como brecha entre países ricos y pobres. No es tiempo de muros, sino de desarrollar las oportunidades. No sé qué altura tendrán que alcanzar los muros para evitar el movimiento desesperado de personas que quieren mejorar su futuro. No hay que reivindicar el derecho a emigrar, sino el derecho a no tener que emigrar. Muchas veces no saben lo que van a encontrar. Sólo saben de donde quieren escapar.

-Mahmoud Traoré contó en un libro las peripecias desde Senegal hasta Andalucía pasando por el infierno de Libia...

-Con la complicidad de la Unión Europea, que está ayudando a grupos que no están consolidados ni formalizados institucionalmente, con guardas costeras que vulneran los derechos más básicos. Priorizan la seguridad de las fronteras frente a la seguridad de las personas.

-Ha estado en Melilla...

-Allí he visto a refugiados sirios, yemeníes y palestinos que han tardado meses e incluso años en llegar. Las guerras siendo siendo un motor de emigración.

-La guerra está en el punto de partida de Save the Children...

-Al terminar la Primera Guerra Mundial, nuestra fundadora, la británica Eglantyne Jebb, vio varias cosas. La desolación absoluta al final del conflicto. La enorme injusticia que en algunos países supuso el bloqueo económico, condenando a la hambruna a millones de personas. Lo que la llevó a fundar esta organización fue comprobar que las principales víctimas de todas las guerras son los niños. Eso la llevó a fundar una organización que ha llegado a los cien años y está en 119 países.

-Incluidas algunas sucursales del infierno...

-Estamos en Sudán, en Siria, en Iraq, en Afganistán, donde el año pasado mataron a cuatro compañeros.

-¿Cómo llegó a Save the Children?

-Desde Unicef. Soy padre de dos hijos. Hay dos cosas en los niños que me maravillan: su capacidad de asombro y de entusiasmo. He podido comprobar que eso no lo pierden ni en las condiciones más adversas. Siguen siendo niños. No quiero decir que no sufran, pero no pierden la sonrisa.

-¿Qué les dice a los que viven estos procesos como invasión o avalancha?

-Que están equivocados. Los números son muy manejables. Y España está dando muestras de adaptación a esta nueva realidad.

-Da la sensación de que el Océano Atlántico es más liviano que el Estrecho de Gibraltar...

-Con Latinoamérica compartimos una lengua común, una historia y religión comunes, una historia común. España regularizó a cinco millones de migrantes de América Latina. El norte de África está mucho más cerca, a veces las barreras culturales son más fuertes que las físicas.

-¿Hay indefensión en las redes sociales?

-Las redes sociales no son ni buenas ni malas. Son un lugar de vida y relación de nuestros hijos mucho más que de nosotros. Reciben información y aprendizaje. Pero también es un lugar lleno de peligros y de riesgos. El mismo énfasis que se pone en enseñar seguridad vial en los colegios debería ponerse en la ciudadanía digital. De los niños que han sufrido violencia digital, más de la mitad nunca habían tenido pautas de sus padres ni del tiempo de uso ni de los riesgos del mundo digital.

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