Marcus Cooper Walz | Palista

"Nací en Oxford pero ni tengo cuatro carreras ni hago remo"

Marcus Cooper Walz.

Marcus Cooper Walz. / Anselmo Bernal.

Gentes de edad provecta critican habitualmente a los jóvenes por no dar un palo al agua. No podrán decir lo mismo de este rubio nacido en Oxford en 1994 y con 21 años dio el sorpresón de colgarse el oro olímpico en Río de Janeiro en K-1 1.000. Marcus Cooper Walz hace gala de balear, donde se ha criado y donde reside. Viene a Sevilla para concentrarse con el equipo nacional y entrenar en el Guadalquivir con Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, con quienes aspira al oro en Tokio en K-4 500.

–Nació en Oxford, pero no tiene nada que ver con la famosa regata ni con la vacuna de AstraZeneca. ¿Quién es Marcus Cooper Walz?

–Nací en Oxford y mi sangre es 75% inglesa, pero ni tengo cuatro carreras universitarias ni tampoco hago remo. Espero que no me miren mal el día que vuelva por ahí para tomar un té. Vine a España muy pequeño porque mi familia ya vivía en Mallorca desde la generación de mi abuela. Mi madre ya estudió allí con las monjas. En mi casa estamos españolizados para todo, menos en Navidad, que aún comemos pavo.

–Probó con el baloncesto y el fútbol, no le engancharon y con 12 años empezó en el piragüismo. ¿Por qué eligió el deporte más sufrido en esfuerzo y pasta?

–El baloncesto y el fútbol están sobrevalorados; es broma, pero se ve que no soy muy de deportes de pelota. El medio acuático siempre me ha encantado. En cuanto a la pasta, a veces intento imaginarme lo que estaría cobrando si fuera uno de los mejores del mundo en fútbol o baloncesto, nada que ver.

–Subió al primer cajón en los Juegos con 21 años, como David Cal. "Ganas el oro y todo es extraño, eres feliz y te sientes vacío porque después de esto no hay nada más", decía el gallego. ¿Le ocurrió algo parecido?

–Claro, quizás David dijera eso con 21 añitos, pero con cinco medallas olímpicas ya no hay tanto hueco vacío. Entiendo a lo que se refiere, es una sensación como de que ya como mucho puedes igualarlo; por eso he decidido cambiar de modalidad y pienso en otras metas en mi vida, fuera del deporte.

–Antes de la final de Río le dio a su entrenador la indumentaria de celebración con la que se suben al podio y le dijo: "Por si los cerdos vuelan…". ¿Volarán en Japón los elefantes?

–Es una situación muy distinta. En Río partía como el menos favorito y los cerdos pisaron la Luna, pero en Tokio los elefantes ya levitan porque llevamos tres años seguidos sacando medalla de plata. El objetivo es ganar el oro, lo cual es tremendamente difícil, así que intentaremos que los elefantes conquisten Marte.

–¿Le perjudica o le beneficia que se suspendiera la cita olímpica en 2020?

–Anímicamente me da un poco lo mismo porque soy joven y aguanto otro año al mismo nivel, tanto física como mentalmente. Pero sí molesta un poco en el sentido de que 2020 ha sido un año perdido, es como si en mi vida se hubiera retrasado todo un año. De todas formas, creo que la decisión de aplazar los Juegos fue la correcta.

–Tiene nervios de acero. ¿Le han puesto algún apodo sus compañeros del equipo nacional?

–Es cierto que soy muy frío y no siento miedo en los entrenamientos ni en la competición. Soy una persona muy segura. Esto ayuda. Mis compañeros me llaman Iceman.

–¿Se le ha ido la cabeza con alguna idea peregrina y absurda en el cepo antes del pistoletazo de salida?

–No, no soy de hacer inventos en la competición; además, soy tremendamente ateo y entonces tampoco tengo ninguna manía o ritual para rendir mejor.

–¿En qué piensa cuando está reventado y le duelen hasta las pestañas?

–No soy psicólogo, pero creo las personas pueden volverse adictas a ese esfuerzo que provoca sufrimiento y agonía. Cuando voy cansado, me da la sensación de que estoy empujando mi listón a una altura mayor que si no fuera pasándolo mal. En competición voy a sufrir, así que vale la pena tenerlo preparado.

"Creo que las personas pueden volverse adictas a ese esfuerzo que provoca sufrimiento y agonía"

–¿Cuál fue el entrenamiento más surrealista durante el confinamiento?

–Fue un caos. El objetivo era no perder demasiado la forma. En el piragüismo, existen unos simuladores que nos salvaron algo la vida. Me ponía a sudar la gota gorda con la tele delante, así eran mis entrenamientos.

–¿Qué hace en su escaso tiempo de ocio?

–No paro quieto. He desarrollado una obsesión con aprovechar el tiempo al máximo, siempre estoy haciendo algo que me haga sentir productivo. Realmente no tengo ocio, todo lo que hago es con ánimo de avanzar económica, saludable y anímicamente en la vida, aunque no por ese orden.

–¿Conoce y tiene trato con el balear más universal: Rafa Nadal?

–Conozco y tengo trato con Rafa pero muy escaso. Coincidimos en actos deportivos e incluso varias veces por Mallorca. Es una persona fascinante, muy cercana y mantiene esos valores humildes aún siendo un dios del deporte. Un ejemplo para manejar la fama y el éxito.

–¿Qué quiere ser de mayor cuando cuelgue la piragua? Creo que también es empresario.

–Sí, formo parte de tres empresas y voy de camino de la cuarta. Me encanta emprender y formar parte de proyectos ambiciosos. Si trasladas los valores del deporte al mundo empresarial, llegarás muy lejos.

–Saúl Craviotto tiene un palmarés envidiable, es guapo, ganó Masterchef... Qué asco de tío, ¿no?

–Si asco significa trabajo duro, persistencia y humildad... es verdaderamente repugnante. Lo de guapo no sé, pero el palmarés deportivo y el triunfo en Masterchef son fruto de su forma de ser. Sus triunfos son cosechados con esfuerzo.

–Bueno, usted también está buenorro. ¿Cuándo creará una línea de ropa masculina ceñida con Craviotto y Cristian Toro?

–Gracias. No se me había ocurrido, pero seguro no se nos daría mal.

–Es una nueva exigencia para estar en el equipo olímpico español. Debe salir en la BBC gritando: "¡Gibraltar español!".

–No me meto mucho en política. Pero bastante tenemos ya en nuestro país como para que nos preocupe un peñón. Aunque para hacer la coña, quizás me atrevería.

–Hijo de inglés y de alemana. En lo tocante a Europa, ¿es más de Boris Johnson o de Angela Merkel?

–Mi sangre es bastante más parecida a la de Boris, aunque mi pelo no. Mi padre es 100% inglés y mi madre es 50% inglesa y 50% alemana, por tanto, soy 75% inglés y 25% alemán. Pero llevo toda la vida en España. Lo correcto es decir que soy del oeste de Europa y listo.

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