Soledad Galán. escritora, directora de talleres de escritura creativa

"Isabel II prefería ser reina a madre de un rey"

-¿Por qué Isabel II?

-Estoy especializada en literatura del XIX escrita por mujeres y di con una escritora británica, Emmeline Stuart-Wortley. En su casa recibía a artistas e intelectuales. Recorrió la Europa de las revoluciones de la mano de su hija y en Aranjuez conoció a Isabel II. Aquel viaje lo reflejó en el libro El suave Sur.

-¿Qué no se sabe de ella?

-Es uno de los personajes más biografiados en España, pero también la más desconocida. Los historiadores no se ponen de acuerdo ni en el número de sus amantes. Ahí sigo a Levi-Strauss: El mito es una mentira que dice la verdad.

-Muere en París en 1904...

-Pasé bastante tiempo en esa ciudad. Dice Gertrude Stein que lo importante no es lo que París te dio sino lo que no te quitó.

-¿Qué aporta Isabel II a la Historia de España?

-Es una mujer adelantada a su tiempo en un tiempo en el que la mujer era considerada el ángel del hogar. No podía sentir placer ni menos difundirlo. Es una mujer inculta, así lo quiso su madre, María Cristina, para poderla manejar. La reina madre está en el origen de tantos negocios políticos y asuntos espureos que han condicionado la historia posterior.

-¿Reina y no gobierna?

-Efectivamente. Y, privada de ese poder, reivindica como suyo el de la sensualidad. Empieza con 16 años, recién casada, con alguien como Serrano, que le dobla en edad. Ella le ama a él y él ama a España. De hecho, la expulsa con la Gloriosa del 68 y le parte el corazón.

-La reina se enteraba de las diferencias entre progresistas y moderados...

-Es la primera vez que se cuenta ese periodo de la Historia de España desde la intimidad.

-¿Por qué eligió el mismo título de la novela de Raymond Radiguet?

-La frase no era suya, es de François Guizot, embajador de Francia y consejero de la reina. Un día le dijo: "Señora, usted tiene el diablo en el cuerpo".

-La película basada en esa novela la interpretó Marutchska Detmers, la Carmen de Godard...

-Serrano podía ser Viggo Mortensen. Están pensando en una miniserie.

-¿Por qué titula los capítulos con nombres de palacios?

-Los he recorrido casi todos. El Palacio de Oriente menos, porque estaban con un ERE. En el de Aranjuez me dieron todo tipo de facilidades. Lo decía la reina: he amado a mis hijos, pero he amado mucho más a mis palacios.

-¿Historia, ficción?

-No es una novela histórica ni una novela erótica. Es una comedia. En este país, con la distancia oportuna, se pueden contar las cosas en clave de comedia. Era una mujer inculta pero con gran sentido del humor. Se reía primero de sí misma, después de los demás. Su lenguaje era más popular que aristocrático, el pueblo más galdosiano.

-El libro tiene gran protagonismo andaluz: Narváez es el espadón de Loja; Serrano era gaditano...

-Con Sevilla tenía una relación de amor/odio. Se quedaba en el Alcázar. En Sevilla vive su hermana Luisa Fernanda, que se casó el mismo día que ella, en una boda doble, con su mayor enemigo, Antonio de Orleans. El palacio de los Monptensier tenía la Corte Chica. Tienen embarcadero propio, luz, que no tiene ella en sus palacios, reciben intelectuales de media Europa.

-Inglaterra conserva a su Isabel II. ¿Algún símil?

-No tienen nada que ver. A la de Inglaterra le gusta la ginebra, la nuestra era más de tinto, no sólo en Lhardy, sino en Botín, el restaurante más antiguo de Madrid, en la calle Cuchilleros.

-Paquito es el hazmerreír de la historia...

-Era lo menos que se estilaba en rey. Francisco de Asís de Borbón y Borbón Dos Sicilias. Se casó con él vendada del cuello a las rodillas por culpa de un herpes.

-¿Cómo estaba el mundo de su tiempo?

-Rusia estaba a la espera de lo que hicieran Francia y Gran Bretaña. A Isabel II la siguió el espionaje internacional. En la Prefectura de París había un cartapacio con la nómina de sus amantes, divididos entre carlistas e isabelinos.

-¿Por qué elige la primera persona?

-Nadie lo había hecho en su nombre. Por eso cuenta lo que le da la gana.

-¿Algún mensaje para el feminismo?

-Fue una víctima del machismo. La llaman ninfómana, pero no he encontrado ningún calificativo atribuido al hombre por un comportamiento similar. Su hijo, Alfonso XII, puede seguir en España por hacer abiertamente lo que a su madre le costó el exilio.

-¿Qué nos enseña en un país que lleva cuarenta años con reinas?

-Su principal vigencia sería el amor por España. No entendería que una reina ajena a la rama dinástica asumiera la corona, pero sí aplaudiría que Letizia se salga del papel de esposa o de reina consorte.

-Isabel I avala la conquista de América; con Isabel II se pierden las colonias. ¿Dos católicas?

-Ella tenía tan cerca el placer como el confesor.

-¿Fue icono de su tiempo?

-Cuando pasaba por la Puerta del Sol le echaban flores y olés. Se llevó una gran decepción cuando vio a los mismos toreros que la vitorean en la plaza en las barricadas con geranios.

-¿Se lavaba poco?

-Hay mucha leyenda. Sí es cierto que se acostaba cuando se levantaba el resto de la gente.

-Su libro Adiós cigüeña es un canto a la maternidad. ¿Qué tal madre era?

-No era una madre amorosa. Prefería ser la reina antes que la madre del rey.

-¿Le gustaría el libro?

-Prefería vivir a leer.

-Se instala en el París de Eugenia de Montijo y Napoleón III...

-A seis casonas del Arco del Triunfo. Pasó más tiempo en el exilio que de reina. Decía: "La nuestra es una monarquía de sainetes. Todos son reyes menos yo".

-El puente de Triana se llama de Isabel II...

-Vino a la inauguración, pero el puente a ella ni fu ni fa. Lo que le interesaba era la planta del ingeniero marsellés discípulo de Eiffel, Ferdinand Tournachon, que dirigió las obras.

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