Alicia Moreno de Carlos y Luis de Carlos

“Abelardo de Carlos buscaba calidad para cuidar a sus lectores”

  • Alicia Moreno de Carlos y Luis de Carlos acaban de publicar "Abelardo de Carlos, el editor ilustrado", que recorre la intensa vida de uno de los grandes editores de prensa en España

Alicia Moreno de Carlos y Luis de Carlos, el pasado jueves en Cádiz.

Alicia Moreno de Carlos y Luis de Carlos, el pasado jueves en Cádiz. / Jesús Marín

–Leo la vida de Abelardo de Carlos y pienso que si hubiera nacido en los Estados Unidos ya habrían rodado una película sobre él.

–(Alicia Moreno de Carlos) Sí. Eso nos motivó a dos de sus tataranietos a escribir este libro. Fue una de las personas más relevantes en el mundo de la cultura y la prensa del siglo XIX y era necesario que contase con una biografía. (Luis de Carlos) Estoy muy satisfecho de haber recuperado su historia, además en un momento en que se está poniendo de actualidad gracias a unas conferencias en Madrid del Ayuntamiento y por las referencias que se hace sobre él en el último libro de José Calvo Poyato.

–¿Qué datos tenían ustedes sobre su tatarabuelo antes de emprender su biografía?

–(A.M.C) Teníamos muchas. Mi padre, que fue hijo único, fue el heredero de la colección completa de La Ilustración Española y Americana, que después la he recibido yo. Desde niños habíamos oído a mi padre relatarnos cosas sobre Abelardo, sobre el gran editor que fue, que partió de cero trabajando en una librería y fue un hombre hecho a sí mismo. Además, esas referencias siempre las tuve porque mi bisabuelo fue el último director de La Ilustración.

–Un hombre hecho a sí mismo y, también, un innovador.

–(L. C.) Sí, sí. Quedó huérfano de padre muy pronto. Se educa con la familia de su madre y comienza a trabajar como dependiente en una librería cuando tenía doce o trece años. Después monta su propia librería en lo que será su carrera como autodidacta. Era una persona inquieta, con muchas ideas, con mucha iniciativa; se alía con la empresa de Jordán Oneto en la Imprenta de la Revista Médica, compra la revista La Moda y tras la caída de Isabel II, ve la oportunidad de marchar a Madrid donde compra El Museo Universidad, que lo transforma en La Ilustración. Pero no se contenta con eso: compra una papelera en el País Vasco, monta una imprenta espectacular y después se dedica a los negocios inmobiliarios. En fin, un emprendedor en toda regla.

–Un emprendedor que nació en el lugar y en la época adecuada, cuando Cádiz era el centro del país especialmente en lo referido a la política y la prensa.

–(L.C.) Parafraseando a Ortega con el “yo soy yo y mis circunstancias”, en el caso de Abelardo es él y sus circunstancia es Cádiz, donde nace en un momento histórico fundamental, en pleno Trienio Liberal y desarrolla parte de su vida en una ciudad, Cádiz, que para mi fue la más importante de España, la más liberal, la más culta, donde funcionan más teatros y librerías y donde se desarrolla la mayor parte de los acontecimientos políticos del siglo XIX. La cuna también de Alcalá Galiano, Castelar, Mendizabal. En fin, él se cría en un ambiente liberal y culto que influye en su mentalidad, en su formación y su ideología.

(A.M.C.) Y luego, cuando llega a Madrid, se convierte en un pionero del periodismo español. Va más allá de dar las noticias más cercanas, pues publica noticias del mundo acompañadas con ilustraciones. Será el primer editor que envíe a corresponsales al extranjero. El público del siglo XIX admiró esta publicación porque no solo era una referencia cultural, sino que aportaba información general con una gran apuesta visual.

–Escriben ustedes que De Carlos era exigente en su trabajo, que buscaba la excelencia.

–(L.C) Cierto. Todos los grandes literatos, todos los artistas y, después, todos los fotógrafos más importantes de la época estaban en la revista, porque De Carlos buscaba siempre cuidar a sus lectores y ofrecerles un producto con la mayor calidad.

(A.M.C.)Apostaba tanto por la calidad del producto que no solo cuidó la revista, sino que también editó libros, con una colección de autores contemporáneos y organizó concursos para literatos y artistas jóvenes. Era un editor y un empresario de prensa, pero también un mecenas.

–Durante el proceso de recopilación de datos sobre su tatarabuelo ¿han encontrado algo que les llamase especialmente la atención sobre él?

–(L.C.) Yo creo que toda su trayectoria profesional. Me parece fascinante el viaje que se inicia cuando muere su padre y acaba siendo el editor más renombrado en Madrid. Y su vida familiar (tuvo 18 hijos en dos matrimonios), lo que demuestra que tuvo una vida muy intensa.

(A.M.C.) Según íbamos descubriendo más facetas en su vida profesional más hablábamos los dos de su gran capacidad de trabajo. Investigar sobre él me ha llegado a emocionar, porque lo he sentido en la cercanía de la familia, por su lado humano. A pesar de ser un gran empresarios no perdía este sentido humano, de cariño y de atención a todos. Y eso mismo lo trasladó también a sus trabajadores

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