Carlos Violadé | Director de cine y arquitecto

"Idealizamos mucho a los artistas"

"Idealizamos mucho a  los artistas"

"Idealizamos mucho a los artistas" / juan carlos vázquez

Poco amigo de las redes sociales -menos de 100 seguidores en Twitter, "aunque Facebook lo uso algo más"-, Carlos Violadé (Sevilla, 1977) paseará por la alfombra roja en Málaga el 25 de enero con la aspiración de que Foreigner, su tercer corto como director, guionista y productor, se lleve el cabezón al mejor corto de ficción. Ya ha sido galardonado con el Premio Asecan y también en el prestigioso festival de Bogotá -el más relevante de Latinoamérica-. Diversifica, siempre desde la pasión, su escaso tiempo con la arquitectura, la poesía y por supuesto la familia, que en breve ampliará con su tercer hijo.

-Los apellidos del entrevistado y el del entrevistador marcan una infancia...

-Son singulares. Esas cosas te hacen fuerte. Siempre decía que Violadé venía del verbo ver.

'Foreigner' es una película sin juicios; a los migrantes no les gusta la mirada condescendiente"

-Arquitecto, director de cine y poeta. ¿Lleva dentro un alma renacentista?

-No le pongo límites a las cosas ni a la manera de expresarlo. Los renacentistas estaban más habituados a expresarse en todas las artes, yo sólo soy una persona curiosa y exploradora.

-¿Extranjero tiene menos pompa como título de película que Foreigner?

-Era mejor jugar con el inglés porque foreigner tiene connotaciones que le sentaban bien a la historia.

-Un ejecutivo guiri viene de vacaciones a la costa gaditana y pasa un calvario al zambullirse en el mar. ¿Pone a prueba al capitalismo al colocar a un yuppie el traje de un inmigrante?

-No, he contado la historia sin juicios. No es un yuppie, él duda y necesita un cambio de vida. No es una mirada política ni capitalista, sino limpia desde dos puntos de vista: en uno he nacido y he tenido que hacer un ejercicio por situarme en el otro. He querido ser neutral para buscar la humanidad que todos llevamos dentro independientemente de nacionalidades, razas o creencias.

-¿Su idea es remover conciencias del primer mundo?

-Hacer pensar con una película que cambie el punto de vista. El cine tiene la gran capacidad de hacernos vivir otras realidades que nos amplían la mirada. Me interesaba hacer reflexionar pero sin juicios. No me gusta ni que el que está salvo se sienta culpable ni que el que se encuentra en una situación de riesgo se sienta una víctima. A los migrantes no les gusta la mirada condescendiente.

-¿España es racista, sufre aporofobia o ninguna?

-No, es un país con mucha diversidad. Creo en el ser humano y que la bondad está en todas las personas. Hay que pararse a reflexionar para ver qué ocurre alrededor, qué sentimos y cuál es nuestra posición al respecto.

-Mi abuelo materno, castellano, decía que las bromas sólo gustan al que las gasta. ¿Es el mensaje de su anterior corto, No tiene gracia?

-Me gustaba que a alguien que habitualmente hacía bromas le gastaran una y le cambiara totalmente la vida, descolocar al bromista. Él no supo encajarla. Cómo todo puede cambiar cuando te pasas de rosca.

-Ha rodado tres cortos. ¿Tardará más en hacer un largometraje o en reformar por completo el convento sevillano de las Teresas?

-Les digo de broma a las carmelitas descalzas que espero jubilarme con ellas porque en el convento hay mucho por hacer.

-Si Tarantino empezó en un videoclub y es un director de culto, ¿dónde podría llegar un arquitecto?

-Lo bonito de la vida es no ponernos límites. Tarantino es mundialmente conocido por su cine pero antes trabajaba en un videoclub y todos estamos conectados por lo más mundano. Idealizamos mucho a los artistas de éxito pero cualquiera puede hacer lo que se proponga.

-Alberto Rodríguez, Santi Amodeo, Benito Zambrano, Antonio Cuadri, Manuel Martín Cuenca, Paco Cabezas, Chus Gutiérrez... ¿Los directores andaluces marcan tendencia?

-Hay mucho que decir desde esta tierra, el Sur siempre es un polo interesante donde suceden cosas. Atraemos turismo por el buen tiempo y por nuestra cultura. Existe una diversidad en todos esos directores y los nuevos tenemos la suerte de que Alberto Rodríguez o Benito Zambrano nos abrieran ese camino. Hay mucho talento.

-Se exprime fiscalmente a los albañiles para subvencionar el cine de arte y ensayo. ¿No sería mejor sacar los higadillos a Enrique Cerezo y a Pedro Almodóvar para que fueran gratis las licencias de obras?

-Aquí gratis no hay nada y todo el mundo tiene que contribuir. Aunque exista esa visión de arte subvencionado, el cine genera algo bueno para la sociedad: el gasto de un rodaje, las personas que se contratan y todo lo que mueve la industria es una fuente de ingresos. Se deben fomentar los rodajes en Andalucía. Está en crecimiento y no son sólo los números, sino la cultura que exportamos.

-¿Por qué arrinconamos la expresión destripar una película en favor de spoiler?

-Lo importante es el cómo se cuenta antes que el qué se cuenta. Siempre sobrevive el cómo aunque sepas lo que va a pasar. Hitchcock te mantiene en una tensión constante. Ésa es la grandeza de una narración.

-¿Es más difícil construir una peli o rodar un edificio?

-Las cosas se ponen difíciles cuando no hay pasión, el motor hagas lo que hagas: si es una película se construye y si es un edificio se rueda.

-¿De crío le embobaba más la Giralda o Los Goonies?

-La capacidad de asombro tiene que estar siempre ahí. Igual es más difícil percibirla en un edificio que en una película. Pero en ambos casos hay cosas de las que no nos percatamos y te hacen sentir la atmósfera de forma diferente.

-¿Y de mayor preferiría un Oscar o un Pritzker?

-Ahora si no hago películas no soy feliz. Sea con Oscar o sin Oscar me gustaría seguir rodándolas.

-Hace no mucho ganaba más un escayolista que un director de fotografía...

-Vivíamos una mentira que se cayó por sí misma. La crisis vino porque se perdió totalmente el sentido. Que en la construcción se ganara tantísimo dinero no era lógico; tenía las horas contadas.

-Proliferan las obras como en 2008. ¿Barrunta otro petardazo económico?

-Los seres humanos nos equivocamos una y otra vez.

-¿De dónde saca tiempo para dejar el AutoCAD o la cámara para echarle un rato a la poesía?

-¡Y voy a tener mi tercer hijo! Es complicado. La poesía surge estés donde estés y hay que estar atento a esas ráfagas de inspiración.

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