Juan Carlos Heredia. 'El Porrúo'. Strongman.

"Admiro a Schwarzenegger, pero yo nunca me metería en política"

Juan Carlos Heredia, 'El Porrúo'

Juan Carlos Heredia, 'El Porrúo' / Erasmo Fenoy

-Después de aparecer en infinidad de películas, realities, de conceder numerosas entrevistas en televisión... ahora que prácticamente ha abandonado la competición ¿se sigue considerando un deportista o entiende que se ha transformado en un personaje?

-Ehhh... Pues yo creo que soy las dos cosas. Me conoce mucha gente por lo que hago, pero cada vez hay más gente que me identifica por el cine o la televisión. Las dos facetas están muy relacionadas y ya no se entiende una sin la otra.

-Elija usted una de sus apariciones en televisión para recomendarla a aquellos que aún no le conozcan.

-Es difícil, porque he hecho muchas de las que me he sentido muy satisfecho, pero quizás la que más me marcó fue la primera, la entrevista que hice con Andreu Buenafuente, porque no tenía experiencia y me impresionó verme delante de un profesional como ese. Con todo, la que mayor repercusión tuvo fue el programa Conexión Samanta, en el que se contaba cómo era un día de mi vida y que supuso un gran impulso para mi carrera.

-¿Tiene tiempo para recordar, aunque sólo sea de vez en cuando, que fue jugador de baloncesto?

-Claro que sí y me sigue gustando, lo sigo, pero con 170 kilos no estoy ni para una pachanga. Pero todavía meto algunos triples, como cuando jugaba en Los Barrios de alerito fino.

-¿Es cierto, como dicen los mal hablados, que con un desayuno del Porrúo se acabaría el hambre en el mundo?

-Noooo hombre, no. Hay mucho de mito en todo eso. De acuerdo al momento de actividad que atraviese intento consumir más o menos calorías, pero siempre dentro de un límite. La verdad es que exagero un poco cuando se trata de grabar para las televisiones, pero mi desayuno está compuesto básicamente por proteínas, que las ingiero con una tortilla de tres o cuatro huevos. Además mi dieta de la mañana la componen un bocadillo de pan integral y un café. Tampoco creo que sea para tanto.

-La sombra del dopaje persigue a todos los deportes, pero el suyo quizás esté a la cabeza en cuanto a sospechas. ¿Están justificadas?

- Entre los strongman, los culturistas... claro que hay quien se dopa, pero ni más ni menos que en cualquier deporte en la élite. Tramposos hay en todos los sitios. Quizás el problema es que a veces, a ciertos niveles, se les exige a los deportistas que hagan cosas imposibles.

-Ha dicho usted en más de una ocasión que su ídolo es el actor y fisioculturista Arnold Schwarzenegger...

-[Interrumpe] La verdad es que mis referentes son mi padre, que me enseñó a conducirme con criterio en la vida, y mi abuelo, Cortés, que llegó a ser portero del Real Madrid. Pero en cuanto a personas famosas es cierto que es Arnold. Estoy convencido de que si en mi época había tanta gente haciendo pesas fue influencia suya.

-¿Se le ha pasado alguna vez por la cabeza seguir sus pasos y meterse en política?

-Digamos que a mí me gusta hacer el bien, ayudar a la gente, y estoy convencido de que, por mi carácter, si alguna vez entrase en política no lo haría mal. Lo que sucede es que a día de hoy tengo los cinco sentidos puestos en el deporte.

-¿Pero se interesará usted por asuntos como la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos?

-Por supuesto, sobre todo porque pienso en los demás, en el futuro. Claro que me preocupa lo que pueda suponer la llegada de Trump a la presidencia, porque va a tener consecuencias para mi familia el día de mañana.

-Si su hija Leonor, que ahora tiene 8 años, le propusiese seguir sus pasos, ¿qué le diría?

-Todo lo que sea deporte es recomendable, pero yo mejor que nadie sé que mi vida ha sido extrema y reconozco que no me gustaría que se convirtiese en una strongwoman y menos aún a nivel profesional. Lo primero es que se dedique a sus estudios.

-¿Se ha preguntado cómo será su cuerpo dentro de veinte años?

-No, la verdad es que no. A medida que pasan los años voy intentado cuidarme más y bajar el nivel en mis entrenamientos, pero sé que dentro de veinte años estaré vinculado al deporte y seguiré entrenándome, aunque no sea en esta modalidad de fuerza. Seré un puretilla deportista.

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