Enfoque BBVA

Un lugar mágico para superar la adversidad

  • La Fundación Luis Olivares no deja que los pacientes oncológicos y sus familiares estén solos. Orientación, fisioterapia, nutrición, naturopatía, y también, bailes, música, cocina y belleza se alojan en un proyecto premiado por BBVA.

Pocas situaciones adversas producen más dolor que las protagonizadas por niños. Y cuando se trata de un hijo, topamos con el mismísimo umbral del sufrimiento. El túnel del desamparo está abierto a todos; cualquier circunstancia fatal puede abrir la puerta de ese oscuro, triste e inhóspito lugar en el que nadie quiere entrar, pero que en situaciones extremas pocos podemos evitar. Una vez dentro, el calor de un abrazo, la ternura de una amistad sin reservas o el aliento de un guía hacen más soportable esta indeseable estancia y ayudan a localizar la salida de emergencia que nos permita volver a normalizar nuestra vida.

Luis Olivares sabía todo esto. Veía esta necesidad en sus padres y en los familiares de los otros niños y niñas que, como él, estaban ingresados en el área de Oncología del Hospital Materno-Infantil de Málaga. También sabía que sería buena idea crear un "mundo mágico" que diera cobijo afectivo, orientación y ayuda a los mayores. También soñó que en este mundo imaginado los niños enfermos también recibirían ayuda y amor. Y así se lo contó a sus padres.

Cuando Luis falleció vencido por la leucemia, a los nueve años de edad, éstos tomaron la iniciativa de crear una institución que hiciera todos esos sueños realidad. Fue así como, en 2010, comenzó a funcionar la Fundación Luis Olivares, que el pasado mes de mayo estrenó una nueva sede en Málaga, con unas instalaciones muy bien dotadas que han contado con el apoyo financiero de BBVA. Carmen Jiménez de los Galanes, técnico de control de operativa para Málaga-Melilla de BBVA, es la persona que impulsó el proyecto dentro del concurso Territorios solidarios de la entidad, que apuesta por la implicación directa de los empleados y que ahora acaba de arrancar su tercera convocatoria. "Nuestra empresa (BBVA) nos pregunta dónde y en qué queremos que se apliquen parte de los recursos de responsabilidad corporativa. Somos los empleados los que directamente decidimos y eso nos convierte en colaboradores activos. En este sentido, es muy importante el hecho de poder ayudar en proyectos de nuestra ciudad, conocer problemáticas cercanas e instituciones solidarias. Es enorme la satisfacción de colaborar para conseguir una ayuda y ver su aplicación real", explica Carmen.

Esa "aplicación real" ha ayudado a la Fundación a estrenar nueva sede en la calle Arroyo de los Ángeles. Aquí, un equipo multidisciplinar de unas 80 personas realiza una labor que Carmen Jiménez describe como "acompañamiento, corazón inmenso y guía; todo ello en unos momentos en que las familias se encuentran perdidas y necesitan una brújula para seguir adelante".

Gerente, psicóloga, trabajadora social, fisioterapeuta, nutricionista y naturópata están acompañados en su desempeño por la valiosa ayuda de un equipo de voluntarios de Reiki, formado por 10 personas, que "ayudan a las familias a canalizar sus energías", explica Belén Gaspar Romero, directora de la Fundación. El resto de voluntarios (unas 60 personas aproximadamente) "realiza un trabajo fundamental en el acompañamiento tanto de niños como de padres, dentro y fuera del hospital".

Unas 120 familias que han vivido o están viviendo un proceso oncológico infantil encuentran aquí hoy día un refuerzo extra. Belén explica que "el apoyo psicológico y la fisioterapia son las principales necesidades de estos pequeños. También las actividades lúdicas y la pertenencia a un grupo son factores muy importantes para su bienestar". Junto a los niños están sus familiares, que en muchos casos requieren más atención psicológica que los enfermos. "El sentimiento de culpabilidad y la impotencia ante la enfermedad provocan en los padres una angustia tan grande que en muchos casos necesitan de nuestra fisioterapeuta para hacer frente a su vida diaria. Para los niños que sufren la pérdida de un hermano es imprescindible el apoyo psicológico tanto individual como grupal, necesitan sentirse entendidos por otros que hayan pasado por lo mismo", aclara la directora de la Fundación.

En este terreno, juegan un papel muy importante las actividades lúdicas para padres e hijos (manualidades, bailes, arteterapia, musicoterapia, cocina, belleza…) a través de las cuales se le intenta normalizar la vida diaria. Es en estos y en otros momentos, como en el acompañamiento hospitalario, en el Materno Infantil o en el Carlos de Haya, cuando "recibimos mucho más de lo que damos", frase de cabecera de los voluntarios y voluntarias.

Gracias a la ayuda de socios colaboradores, a la recaudación en eventos y a otras ayudas privadas es posible el sostenimiento de esta labor en un momento económicamente difícil en el que, en vez de mermar, se ha incrementado la implicación altruista de los ciudadanos y entidades. Y, ante este hecho, "la Fundación Luis Olivares siempre le estará agradecida a Territorios Solidarios de BBVA, porque nos ha permitido poner en marcha el sueño de Luis", reconoce Belén Gaspar.

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