Comedor de las Hijas de la caridad de San Vicente de Paúl de Granada

Allí donde no falta el alimento

  • Los setenta comensales que cada día acuden al comedor social del Colegio Regina Mundi son los beneficiarios de la iniciativa apadrinada por José Miguel Sola, empleado jubilado de BBVA

Personas que no tienen hogar o que, teniéndolo, no disponen de recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas forman cada día una cola a las puertas del Comedor de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Granada. sintechos, inmigrantes, drogodependientes, mayores sin recursos, temporeros, parados y, cada vez más, familias cuyos ingresos se vieron esquilmados por la larga crisis, son algunos de los asistidos por la congregación que protagoniza este reportaje. Con cada uno de los amaneceres del año, las hermanas de la Caridad ponen en marcha la maquinaria de la solidaridad para dar de comer a unas setenta personas diarias. Colman el hambre y alimentan la dignidad de quienes lo necesitan. Pero para ello, es necesario el firme y constante respaldo de entidades que aportan ayuda económica para su sustento, así como la labor desinteresada de sus voluntarios.

Y en este paisaje compartido por la caridad y la desigualdad a partes iguales entra en juego Territorios Solidarios, de la mano de José Miguel Sola Fernández, granadino de 59 años, jubilado tras 42 años como empleado de BBVA. Es el padrino del comedor ante los ojos del banco y gracias a la iniciativa que llevó al concurso, las hermanas recibieron 10.000 euros, "que dan para muchas comidas", asegura.

José Miguel está orgulloso del Comedor de Transeúntes del Colegio Regina Mundi de Granada, de las Hijas de la Caridad, donde las hermanas y unos 20 voluntarios que acogen al comensal, sirven las mesas, "dialogan de lo divino y de lo humano y procuran llevar la ternura de Dios a las vidas, rotas o no, de los que buscan algo para comer". A los ojos de Sola, "el centro cubre las necesidades mas básicas de las personas que se acercan a él. La calidad humana que aportan con este servicio es de un gran valor, hay que tener en cuenta que antes que una vivienda, antes que cualquier otra necesidad, la alimentación es la más básica y cada día son más los que acuden a este comedor, por lo que se hace necesario prestar la máxima ayuda".

La vida del padrino del comedor ha estado unida a la solidaridad durante años a través de la colaboración con diversas ONG; vinculado principalmente a los proyectos de Unicef y Cruz Roja y a iniciativas de entidades de índole local. Este compromiso es compartido por su familia que, según explica, "ha participado a través del voluntariado en otros proyectos sociales, dado que consideramos que es necesario implicarnos en estas iniciativas de ayuda al prójimo".

A Sola le llena de satisfacción poder aportar parte de sus recursos a mejorar el día a día de quien lo necesita y este proyecto solidario le ha dado una nueva oportunidad para ello. "Cualquier actividad, cualquier campaña destinada a proporcionar ayudas humanitarias son bienvenidas por parte de los beneficiarios. En este sentido, Territorios Solidarios es una iniciativa donde BBVA se compromete con un entorno cercano, con entidades locales o regionales, es un compromiso con las necesidades más cercanas", explica.

En última instancia, Sola hace un llamamiento a la participación de todos en Territorios Solidarios. "BBVA destina una importante cantidad para atender al mayor número de proyectos posibles dentro de las zonas donde opera y en diversos ámbitos sociales, y son los propios empleados de la red del BBVA los que proponen y votan las iniciativas que son las merecedoras de la ayuda. En definitiva, tenemos ante nosotros una gran oportunidad para contribuir a que nuestra realidad más cercana sea mejor y no podemos dejarla pasar, por el bien de todos".

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