Crónica personal

Sin prisa, sin pausa

HA finalizado el Consejo Europeo y Mariano Rajoy no tiene nada más importante que hacer que llamar a Sánchez y a Rivera para ver su disposición de cara a conseguir los votos necesarios para la investidura.

Cuentan en su entorno que el presidente en funciones está convencido de que no conseguirá los votos del PSOE ni de Ciudadanos, tanto Sánchez como Rivera se resisten a apoyarlo. Sobre todo, Rivera, que demuestra un enconamiento contra Rajoy que le está pasando factura. La prueba es que medio millón de los que le votaron en diciembre han renegado de su rechazo a Rajoy y que se echara en brazos de Sánchez, líder de un partido que tiene en su haber al menos tantos casos de corrupción como el PP, así que difícilmente es creíble que no quiera saber nada de Rajoy porque forma parte de un partido con entramado corrupto. Lo que busca Rajoy es la abstención que le permita formar Gobierno.

Un Gobierno por tanto poco estable y que tendrá que negociar una a una cada ley que lleve al Congreso, lo que no preocupa excesivamente a un Rajoy que lleva a sus espaldas décadas de peripecias políticas. Cuenta con una carta importante en su mano: si hay terceras elecciones, los más perjudicados serían Sánchez y Rivera. El PP podría, incluso, alcanzar la mayoría absoluta. Y eso lo saben los dirigentes de esas dos formaciones en las que la intransigencia contra el PP está provocando tensiones internas.

Así que Rajoy se va a tomar las conversaciones con los dos con cierta parsimonia, no va a tomar decisiones precipitadas.

¿Va a pelear Rajoy por la Presidencia del Congreso? No. Es consciente de que esa batalla está perdida y tampoco tiene tanta importancia. Hay acuerdos más relevantes que sí son claves para la gobernabilidad. Aunque sea una gobernabilidad en precario, sin socios que acudan a la llamada de socorro. Porque todo apunta a que no habrá socios. Solo compañeros circunstanciales.

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