Lo que realmente está envejeciendo mal es el país en sí, su mediocridad, su cainismo, su insoportable cursilería.

Marín ahora ve recompensada su probada colaboración con un puesto ideal para una gozosa jubilación.

En un entorno de crisis con la inflación disparada, soy escéptico ante las llamadas a la bajada masiva de impuestos.

La monarquía inglesa ha ayudado a proyectar esa imagen de modernidad y tradición que tan bien ha funcionado.

Para muchos, Gorbachov fue una excepción al imperialismo ruso, el mismo que ahora vemos campar a sus anchas.

La vida y muerte de Lady Dy han sido un antes y un después para las monarquías modernas.

Necesitamos gestores más eficaces y una sociedad más preocupada por los problemas que verdaderamente importan.

Me parecen un poco exageradas las críticas. Ojalá todos los problemas que tenemos, dirá su marido Felipe VI, sean estos.

La sentencia de los ERE, en realidad, no es más que una condena al clientelismo como forma de hacer política.

Parece increíble que no exista una red de cercanías que conecte las principales ciudades playeras con el interior.