Tribuna Económica

rogelio velasco

La omnipresencia de china

En EEUU, desde principios del siglo pasado, y en la UE, muy recientemente, las autoridades han venido analizando el poder de mercado de las grandes compañías para conocer si algunas empresas en algunos sectores gozaban de un gran poder de mercado, de manera que pudieran perjudicar a los consumidores fijando precios y abusivos.

Al otro lado del Atlántico, grandes empresas de petróleo, aerolíneas o electricas se han visto obligadas a dividirse en varias empresas más pequeñas o a vender activos significativos, para dar entrada a nuevas empresas competidoras.

En la UE aún no conocemos ningún episodio significativo de gran empresa obligada a reducir su tamaño o a vender activos, por razones de competencia.

Lo que si ha sucedido en varias ocasiones es la negativa de la comisaría de competencia de la UE a autorizar operaciones de fusión entre grandes empresas para aumentar su tamaño.

Estos días encontramos la noticia de la propuesta de fusión de las divisiones de ferrocarriles de Alstom y Siemens, empresas líderes en Europa en ese sector. Estas compañías cuentan con otras divisiones, pero proponen, específicamente, fusionar la referida de transporte.

Con los datos objetivos de volumen de facturación y cuota de mercado en la UE, la comisaría de competencia no podría autorizar dicha fusión, porque formarían prácticamente un monopolio.

Sin embargo, el Gobierno francés -y ahora también el alemán- está esgrimiendo que la operación debería valorarse en términos de competencia internacional. En concreto, utilizan como argumento que la empresa estatal china CRRC -producto de la fusión de dos pequeñas- está expandiéndose agresivamente en los mercados internacionales, facturando 30.000 millones de dólares, lo que representa el 12% del mercado mundial. Frente a ésta, una fusión en el área señalada de Alstom y Siemens facturaría 15.000 millones.

La negativa de la Comisión -hasta ahora, al menos- es que si se permite la fusión habría mayores precios, menor capacidad de elección y menor innovación, al estar sometida la nueva empresa fusionada a menor presión competitiva.

En principio, la posición que mantiene la Comisión es correcta. Ahora bien, creemos que hay dos cuestiones que matizan esa posición. En primer lugar que, como ha ocurrido en otros casos, hay que valorar este punto de vista en términos de anticiparse a una menor competencia en el futuro. Ha sucedido en muchas ocasiones en EEUU que el regulador ha estado a punto de obligar a una gran empresa a reducir su tamaño y vender activos, previendo una menor competencia futura. IBM estuvo a punto de ser obligada a vender importantes activos. Al final no se hizo y a pesar de su tamaño estuvo a punto de desaparecer. Hay otros ejemplos.

Y en segundo lugar que, a diferencia de lo que ocurre en EEUU, la UE debería efectivamente tener en cuenta la competencia internacional que representan las empresas chinas, ayudadas por el Estado y compitiendo en los mercados europeos y de EEUU.

Si la Comisión no cambia de punto de vista, las empresas chinas -que compiten deslealmente por el respaldo del Gobierno- continuarán ganando cuota de mercado internacional a todas las empresas occidentales.

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