Tribuna Económica

Joaquín Aurioles

Andalucía y el enfriamiento de la economía

El perfil del enfriamiento de la economía andaluza es, como es lógico, muy parecido al de la economía española y comparte el mismo tipo de impulsos: un importante deterioro de las expectativas motivado en cierta medida por factores internos (crisis política), pero sobre todo por otros ajenos a la economía española (Brexit, guerra comercial o las oscuras perspectivas para economías tan cercanas como la alemana o la italiana).

Mala pinta, pero todavía no desesperante. La caída en el ritmo de crecimiento de la actividad y el empleo comenzó a percibirse con nitidez en el primer trimestre de 2018 y continuó en los siguientes, aunque con menor intensidad que en el conjunto de Europa. De hecho, el número de ocupados en Andalucía volvió a situarse por encima de los tres millones en el segundo trimestre de 2018 y desde entonces se han creado 100.000 nuevos empleos, mientras que en España es muy probable que la EPA del tercer trimestre nos diga que el número de ocupados vuelve a situarse por encima de los 20 millones, como antes de la Gran Recesión.

Que la economía española se muestre más resistente que la europea puede parecer insólito, pero todavía lo es más que en Andalucía ocurra lo mismo con respecto a España. Ambas han seguido el mismo patrón de comportamiento hasta hace ahora exactamente un año, justo cuando se produce una bifurcación en las tendencias que ha permitido a Andalucía recuperar una tasa de crecimiento superior al 2,5% en lo que va de año, mientras que el conjunto de España a duras penas consigue mantener por encima del 2%. Según la EPA, este diferente comportamiento apenas está teniendo repercusión sobre el empleo, aunque el volumen de ocupados crece a un ritmo ligeramente superior en Andalucía, pero sí que se deja notar en el desempleo. La diferencia en tasa de paro ente Andalucía y España, que en los peores momentos de la crisis llegó a superar los 10 puntos, se redujo hasta 7,7 en 2018 (promedio del conjunto del año) y hasta 6,7 en lo que va de 2019.

Una invitación al optimismo cuando el horizonte se llena de grises, aunque puede que solo se trate de una mayor resistencia a las avalanchas iniciales, sin garantía alguna de que las siguientes no se cebarán, como en otras ocasiones, con la debilidad de nuestros baluartes defensivos. Tanto el elevado nivel de paro como la precariedad de los empleos son importantes fisuras, así como también el reducido tamaño medio de las empresas, el nivel tecnológico y, en general, la capacidad competitiva de la economía, todavía a gran distancia del resto de España y, sobre todo, de Europa. El actual gobierno de la Junta de Andalucía apuesta abiertamente por la sociedad digital y del conocimiento, contando con el apoyo explícito de las universidades, aunque todavía deberá superar importantes escollos institucionales. El papel fundamental de las instituciones es generar los incentivos que favorezcan el avance en valores sociales como el progreso, la compensación al esfuerzo, la eficiencia, la justicia o la solidaridad. Los obstáculos a superar son numerosos y puede que el más difícil de todos sea desmontar la falacia de que lo público es gratis.

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