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Girona | córdoba · la crónica
Vaya faena le hizo Chechu al Córdoba cuando el reloj estaba a punto de consumir los cuatro minutos de descuento decretados por González González, quien ni siquiera permitió el saque de centro después de que el Girona empatara en el último suspiro. El CCF pagó muy caro un error, y además cuando y como más duele: al final, debido a un fallo de coordinación puntual que empaña una impecable actuación defensiva ante el asedio de un rival entregado al pelotazo. De esta forma, los tres puntos se convirtieron en uno y la desventaja con respecto a un hipotético rival directo -ahora mismo no lo es- se mantiene en 8 puntos. Tras 26 jornadas, la zona de descenso vuelve a hacer un hueco a un equipo azotado por el infortunio, que se adelantó con el primer tanto como blanquiverde de Natalio y se marchó con la cara partida. Una vez más.
Arteaga, la gran esperanza zurda, se encontraba ante la enésima oportunidad para reivindicarse. El sustituto de José Vega era una de las cuatro novedades en el once, junto con Pablo Ruiz, Carpintero y Yordi; un retoque por línea. Arteaga protagonizó los dos primeros acercamientos, sin fortuna, tras sendos pases de Natalio y Asen. Estos dos últimos se asociaron en una ocasión pintiparada para abrir el marcador cuando sólo habían transcurrido cinco minutos: el madrileño habilitó al valenciano y éste, a trompicones mas en posición franca, disparó al lateral de la red. A renglón seguido, Yordi y Asen se vieron envueltos en una acción embarullada gracias a una indecisión de Rafa Ponzo. Tampoco abrieron la lata.
El Girona, apoyado en la verticalidad de su lateral derecho, José, despertó a Raúl Navas con un disparo raso de Jito desde la corona del área. Pero el Córdoba estaba mejor colocado. Daba más sensación de equipo, anclado en ese doble pivote pétreo que integran Ito y Carpintero, relevo ayer de Katxorro. Natalio, muy forzado, no pudo dirigir hacia la portería un buen envío de Asen.
Las dos primeras acciones a balón parado, una por bando, no fructificaron. Por supuesto, la estrategia era un aspecto a tener muy en cuenta en un partido de este tipo. También los errores atrás en un campo muy corto (100 metros). Los porteros lo pasaban mal con las cesiones de los compañeros y Pierini firmó la primera pifia de consideración al perder la pelota ante Jito y cometer una falta, exagerada por el delantero, que abrió el abanico de tarjetas.
El firme, irregular, provocaba algún que otro bote indeseable. Les pasó a Arteaga o Pierini. El CCF había dado un paso atrás, perdiendo el control de la posesión por culpa de un Matamala sobrado, hasta que Yordi -reubicado sobre la marcha como mediapunta, con libertad de movimientos- invirtió el rumbo con un pase hacia Asen que provocó una precipitada salida de Rafa Ponzo. Asimismo, Cristian Álvarez metió el miedo en el cuerpo al portero al botar un golpe franco que se perdió por un metro, pegado al palo.
Los fantasmas de las recientes expulsiones regresaron con la amarilla a Pablo Ruiz, que dejó a los dos centrales amonestados en el minuto 26. Rubén y Cristian Álvarez conjuraron sendos centros peligrosos de Felipe Sanchón y Arnal antes de que Cañas desaprovechase una nueva falta a favor, con el área de Raúl Navas atestada. El árbitro, para no variar, inclinaba la balanza de forma sibilina con un criterio desigual.
Natalio reactivó las ofensivas con una jugada calcada a muchas otras en los encuentros precedentes: recibe en la derecha, desafiando el fuera de juego, pero su remate es abortado por algún contrario. Un centro de Arteaga, repelido, cayó en los dominios de Carpintero, cuya volea fue blocada por Rafa Ponzo. En el otro polo del campo, Jito no enganchó una asistencia de Felipe Sanchón.
Sin tregua. El partido alcanzó el descanso con un descuento mínimo, en un toma y daca constante. A los puntos, quizá, el Córdoba podía reclamar una victoria moral. Dos faltas sacadas por Cristian, la primera en un desafortunado toque hacia Yordi y la segunda en un libre directo que puso en apuros a Ponzo, condujeron al intermedio con todo por decidir.
Luna Eslava no hizo cambios, al tiempo que Raúl Agné quitó al ex blanquiverde Arnal para meter a Chechu. De inicio tampoco cambió el gafe de Natalio, que en el minuto 47 conectó un zapatazo cruzado tras un centro pasado de Arteaga… Fuera. La ansiedad del valenciano crecía por momentos. Llevaba cuatro partidos y medio sembrando mucho sin recoger nada. De repente, en el 50', todo explotó: apertura de Asen, gran maniobra y golazo. Con rabia y determinación.
Agné recompuso la defensa retirando a Marc Bernaus. Y el Girona soltó un par de zarpazos por mediación de Felipe Sanchón, quien se topó con el cruce de Pierini tras desbordar a Rubén, y Jito, autor de un testarazo ligeramente alto. El ariete estaba solo.
El CCF tenía lo que quería, ese gol al que agarrarse como a un clavo ardiendo. Pero el adversario mordía, y llegaba. Faltaba temple, y eso era una alfombra roja para el equipo local, impetuoso, orgulloso. En esa fase de desconcierto, Navas atajó el disparo más venenoso, obra del suplente Manga, y la zaga tuvo que replegarse con rapidez para conjurar una contra de Felipe Sanchón y Jito. Fue la última aportación del ariete, reemplazado por Igor, un viejo conocido de aquella emotiva eliminatoria ganada en Pontevedra.
Navas, muy atento, neutralizó un desmarque de Xumetra a la espalda de Cristian Álvarez. Carpintero vio la amarilla como consecuencia de un desaguisado propiciado por Pablo Ruiz al perder la pelota. Y entró Oberman, por Yordi. El argentino se quedó en la derecha y Natalio pasó a compartir la vanguardia con Asen.
El Girona no cejaba en su empeño. No obstante, el Córdoba había renovado la munición y, por supuesto, tenía sus opciones de abrir brecha. Oberman trazó un centro de manual y Asen, anticipándose a Rafa Ponzo, acarició el segundo con su testarazo. El madrileño estaba fundido, al igual que Natalio, aunque éste aún guardaba varias carreras más en la recámara.
Ito sostenía al bloque en la medular. En su derroche de fuerza tuvo arrestos para presentarse en la frontal y ensayar el tiro. Quedaban diez minutos y el Córdoba se acorazó con Endika, recambio de Asen.
Xumetra, de cabeza, volvió a rondar el empate. El acoso del Girona ya era incontestable. Arteaga se durmió en el área propia y dio opción al adversario a incentivar su hostigamiento, aunque el desliz no fue a mayores.
El partido rebasó la frontera del 90' y el cuarto árbitro levantó el cartelón indicando cuatro minutos de prolongación. Raúl Navas vio la amarilla por retrasar un saque. Aurelio entró y se situó como tercer central, por delante de la zaga, para achicar agua. Pero el incesante bombeo de balones sobre el área visitante encontró un resquicio en una duda conjunta de Pablo Ruiz y Cristian Álvarez, lo que permitió a Chechu disparar. El esférico rebotó en Pierini y en el poste. Y entró como una exhalación. Como se clava un puñal.
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