Córdoba | racing de ferrol · MARCAJE AL HOMBRE

La victoria de la fe y el pundonor

  • Antonio comenzó el partido despistado ante Jonathan Pereira, pero se recompuso con oficio para evitar las oportunidades del rival · Le anularon un gol de cabeza tras rematar en claro fuera de juego

Llegaba la decisiva batalla por la permanencia en El Arcángel y a José González le tocaba jugársela sin Pablo Ruiz, baja obligada por sanción por la amarilla vista en Gijón. El gaditano tenía que recomponer el centro del muro defensivo blanquiverde, tan seguro en los últimos encuentros. Era una nueva oportunidad para el veterano Antonio, que cumplió con su cometido, pero que una vez más notó su falta de ritmo en un partido rácano en fútbol y con continua batalla en el centro del campo. El sevillano fue el encargado de lanzar la primera acometida local, con un desplazamiento en largo hacia Arthuro, al que el brasileño no pudo llegar.

Sin embargo, en defensa, su labor sobre el césped, anduvo algo frío y despistado. Le tocaba verse las caras con el pequeño goleador gallego, Jonathan Pereira, que en la primera que tuvo, se la hizo. En un rápido regate, dejó fuera de sitio al sevillano y el ariete se fue hasta la línea de fondo. Tuvo que ser Pierini el que cortara un balón con marchamo de gol para enmendar el único error de Antonio en la primera parte de partido.

A partir de ahí, el central blanquiverde se serenó y supo leer los movimientos de sus rivales. Siempre atento al corte, se anticipaba con claridad tanto a Medina, como a Pereira, alguna que otra vez en falta, a los que impedía girarse con comodidad. En el juego aéreo, siempre ganaba el balón ante los impotentes atacantes gallegos y su coordinación con Pierini rayó la perfección.

El escaso empuje gallego vislumbraba un duelo frío para Antonio, que casi ni notaba su escasa participación durante la temporada... porque no tenía que intervenir. Es más, pudo incluso marcar el gol de la tranquilidad a los pocos minutos de la reanudación tras un saque de falta, aunque sus testarazo a la red fue anulado por claro fuera de juego.

Enorme, pero breve explosión de júbilo del veterano central, que veía recompensado todo su trabajo y esfuerzo durante la temporada, a pesar de ser considerado el último central de la plantilla. Pero como el sufrimiento siempre está ligado a los colores blanquiverdes, los nervios se instalaron en la encerrada defensa cordobesista y la rigurosidad del trencilla murciano hacía presagiar un nuevo desastre.

Una pérdida del sevillano le obligó a cometer falta sobre Pereira y dar una oportunidad de oro al Racing de Ferrol, que ya había amenazado con un disparo al larguero pocos minutos antes, también de libre directo. Agua. Y la fe tuvo su premio.

El Córdoba explotó con alegría tras el final del partido y Antonio respiró junto al cordobesismo. Recompensa al pundonor del sevillano, elogiado por compañeros, técnicos y directivos por su dedicación, sacrificio y respeto. El de ayer pudo ser su último partido en El Arcángel. Y cumplió.

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