Racing b | villanueva · la previa

Un triunfo acerca el cielo

  • Está vivo El Villanueva necesita ganar en El Sardinero a un Racing B que tratará de defender el 0-1 de la ida Las cábalas La victoria con un gol anotado asegura los penaltis; con más de un tanto, el ascenso

Javi Cuadra; Falín, Hermosín, Tato, Obregón, Rafa Fernández (Salva, 57'), Pablo, Rafa Navarro, Toni (Isidro, 74'), Juanito y Picón (Dani Lanza, 87'). Ésta es una alineación histórica en el Villanueva. La única que puede presumir de haber firmado el partido del primer y único ascenso jarote a la Segunda División B. Han pasado casi tres años desde aquella mágica tarde del 26 de junio en la que un solitario tanto de Miguel Ángel Picón cercenaba las ilusiones de un Torredonjimeno obligado a remontar el 2-4 de la ida. No pudo ser. La casta jarota salió a escena y en un viejo San Miguel lleno hasta la bandera, la categoría de bronce dejó de ser un sueño para convertirse en una hermosa realidad. La misma que ahora quiere recuperar el batallón pedrocheño. Pero, esta vez, la empresa tiene un plus de dificultad. El que tiene que dar la vuelta a la serie es el conjunto adiestrado por Rafa Carrasco, obligado a ganar sí o sí en El Sardinero para que dejar en nada el 0-1 encajado hace una semana en el Nuevo Estadio. No es la situación soñada, ni mucho menos. Pero tampoco un objetivo inalcanzable. Impossible is nothing.

El primer partido de la eliminatoria definitiva por el ascenso dio a conocer a un Racing B que, para nada, es un filial al uso. Los montañeses, con una notable puesta en escena, mantuvieron por tercera vez en el play off el cero en su portería y aprovecharon su única oportunidad clara para firmar un triunfo que refuerza sus aspiraciones de abandonar la Tercera División. Sin embargo, el Villanueva, acostumbrado a remar contracorriente, demostró que no es inferior a los cántabros. En el momento que ajustó sus líneas y dio el paso al frente, encerró en su parcela a un equipo que sobrevivió gracias a la inspiración de su portero y a la mala tarde de los atacantes jarotes. Pero como dice el refranero popular, no hay mal que cien años dure.

El Villanueva tiene que tener algo muy claro: ganando se asegura, como mínimo, la lotería de los penaltis. Cualquier triunfo rojillo con más de un gol en su casillero lo lleva directamente a la categoría de bronce; si sólo consigue un tanto, la serie estaría igualada y el desenlace tendría que llegar en la muerte súbita. Por eso, lo fundamental es mantener la calma y no encajar un gol que complique sobremanera la cosa. La receta tiene que ser bien sencilla: contundencia defensiva, tranquilidad en la elaboración y puntería en los metros finales.

Para el último partido de un curso que arrancó en el ya lejano mes de agosto, Rafa Carrasco sólo tiene la duda de José María Obregón. El bravo zaguero jarote sigue sin recuperarse del golpe sufrido en la rodilla durente el primer partido ante el Racing B. Ha viajado a Santander, pero su concurso no se decidirá hasta minutos antes del inicio del choque. Por si acaso, el canterano Alberto también ha formado parte de una expedición que pretende regresar con el ascenso en el bolsillo.

Sería, sin lugar a dudas, el justo premio a una plantilla que ha sufrido los avatares del fútbol actual. A un partido para echar el telón a la campaña, el club todavía les adeuda varias mensualidades. Pero su profesionalidad está por encima de todos los problemas. Lo demostraron en la eliminatoria anterior ante el Portugalete. Y están dispuestos a hacerlo ahora en El Sardinero, un estadio que el pasado 18 de mayo vivió su momento de gloria con la clasificación del primer equipo del Racing para la Copa de la UEFA. La fiesta montañesa fue posible gracias a un tanto del joven Iván Bolado, la principal amenaza del Villanueva para la última final.

Por aquello de que la alegría va por barrios, todos confían en que sea la expedición jarota la que sonría hoy cuando el árbitro señale el final del partido y del play off. Por si fuera así, que la fuente de la Bellota se prepare. Sería allí donde la afición y la plantilla jarota celebrarían un ascenso al que nadie quiere renunciar. ¡Podemos!

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