Un tercio para una nueva Liga

¡Cómo ha virado el aire! El Barcelona se ha hecho humano, ha destapado sus debilidades y el Real Madrid, que sólo gana con Juande desde que cayó en su estreno en el Camp Nou (10 victorias en 10 partidos, igual a 30 puntos) lo ha aprovechado para plantearle un pulso de igual a igual, con sólo 4 puntos de desventaja cuando quedan aún 39 por litigar y los azulgrana deben visitar el Santiago Bernabéu.

Hubo un día en que algunas casas de apuestas retiraron los pronósticos sobre el futuro ganador de la Liga BBVA. Prefirieron pagar a los apostantes que habían confiado su dinero a ese Barcelona que disfrutaba de 12 puntos de ventaja sobre el segundo, que iba a ritmo de 100 puntos al final de temporada, que superaría el récord de 107 goles del Real Madrid de Toshack. Todo era demasiado perfecto. Y ese Barcelona, además, era el menos goleado del campeonato. Y por ahí precisamente, por la retaguardia, ha aparecido la kriptonita que hace temblar al bloque de Guardiola.

ESA PRESIÓN ARRIBA

Hay coincidencia en que el Barcelona ha perdido vigor, frescura en su juego colectivo. Tras sus dudas iniciales ante Numancia y Racing, empezó a ganar, ganar y ganar por su calidad individual y en el juego combinativo, sí, pero también por su despliegue físico. Los analistas resaltaban la capacidad del Barça de Guardiola para actuar como un acordeón y juntar las líneas arriba con la pelota o replegarse con celeridad para defender. Haber empezado con fuerza la temporada, con esa previa de Champions en agosto, ha podido provocar esta curva descendente en el ritmo de juego, patente ante Betis, Espanyol, Lyon o Atlético. Quienes afirman que es imposible sostener ese despliegue físico a lo largo de toda una temporada se cargan de razones.

Y encima Eto'o, el primer y muy cualificado defensor cuando el rival inicia su ataque, anda en otro de sus periodos de confusión, con su incierto futuro. Este Barça ya no se repliega como antes y por ahí empieza a ser más vulnerable.

LA OTRA PRESIÓN ATRÁS

Otra presión distinta a la que suele hacer Eto'o a los defensas es la que sufre Víctor Valdés. Lo reconoció después de encajar el 1-0 en Lyon, con aquel envenenado pero muy lejano globo de Juninho Pernambucano: "Me siento observado con lupa desde que tenía 20 años porque en el Barça, el portero tiene muchísima presión". Parece que no la lleva bien. Esta temporada alterna partidazos con pifias y su rendimiento está cada vez más en entredicho: pudo evitar el 1-2 de Forlán. El jugador, que acaba contrato en 2010, está inquieto: "Tengo que valorar mi futuro, del club no sé nada y ellos sabrán lo que tienen que hacer". Nunca se ha sentido valorado del todo y no goza del respaldo necesario para defender una portería, la del Barça, que a veces parece medir más de 2,44 por 7,32.

A Valdés no le ayudan últimamente los dos pilares más firmes del último Barça, Puyol y Márquez. El gran capitán acusa sus recientes problemas físicos y no es ese zaguero infalible que acostumbra, como se vio en el 4-3 de Agüero: debió despejar con contundencia para evitar el rebote que dejó al argentino junto a Valdés. Al mexicano le pasó lo mismo en el 2-2, al dejar que el Kun le robara la cartera. Márquez tampoco ha regresado bien, con lo que la baja puntual del sancionado Piqué y la más duradera del sancionado Abidal se agravan. El nuevo internacional español y el francés, con Daniel atacando por la derecha, equilibraban la defensa.

LA PRESIÓN EXÓGENA

Otra presión le llega al Barcelona desde el entorno, desde la prensa de la Ciudad Condal. Ya se habla de crisis, con el acentuado sentido crítico tan habitual por esos pagos. Ese periodismo contrasta con el capitalino, que lanza campañas gratuitas de márketing al servicio del Real Madrid: antes los clavos ardiendo, ahora el canguelo...