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A sólo cuatro años de Qatar

  • El Mundial de 2022 será un experimento al jugarse en invierno y en una única ciudad prácticamente

El Emir de Qatar recibe el balón del Mundial de mano de Infantino y ante Putin.

El Emir de Qatar recibe el balón del Mundial de mano de Infantino y ante Putin. / ALEXEI NIKOLSKY / efe

Es difícil imaginar que exactamente dentro de cuatro años, el 21 de noviembre de 2022, arrancará el Mundial de Qatar en estadios presumiblemente llenos con aficionados de todo el mundo.

Pero así será. Por lo pronto, el pequeño emirato sigue con su Superliga. En Doha, unas 300 personas asistieron recientemente al duelo entre el Al-Ahli contra el Al Rayyan. El equipo local marca un gol, pero los hinchas apenas lo celebran y el club emite sonidos de júbilo por los altavoces. El modesto estadio está casi vacío.

Solamente un grupo de aficionados visitantes hace un poco de ruido, canta, aplaude y alienta. Uno de ellos es Omar, quien está convencido de que todo será diferente en 2022. El Mundial será "algo grande", dice. "Aficionados de todo el mundo vendrán y disfrutarán los nuevos estadios", agrega.

El 21 de noviembre de 2022 está marcado en el calendario como el día del partido inaugural del torneo, que arrancará en el estadio Lusail, con capacidad para 80.000 espectadores, y atraerá a 1,5 millones de hinchas hasta la final, el 18 de diciembre.

El evento será un experimento para jugadores, funcionarios y aficionados, ya que es único en varios aspectos: se trata del primer Mundial en el mundo árabe y musulmán, el primero durante el otoño/invierno boreal y el primero que se jugará casi en una sola ciudad. Cuatro de los ochos estadios estarán en Doha, la capital, mientras que otros tres estarán cerca y la distancia más grande serán los 35 kilómetros que separan Doha del estadio Al-Bayt Stadium, en Al Khor, en el norte del emirato.

Así, la capacidad de otros estadios será reducida después del certamen a 20.000 asientos y las secciones que ya no sean necesarias irán a países en vías de desarrollo. Sin embargo, aún es una incógnita qué pasará después de 2022 con siete nuevos y modernos estadios en un reino con una población de 2,7 millones de personas, de las cuales sólo 300.000 son qataríes. No sin sorpresa, la liga local no atrae demasiado público.

Qatar está gastando 23.000 millones de dólares en un torneo que forma parte del ambicioso programa de modernización. Y Doha parece ser uno de los grandes sitios de construcción en un país que quiere ser mucho más que la nación con el ingreso per cápita más alto del mundo.

Los organizadores dicen que todo está bajo control, con la suficiente infraestructura hotelera, de barcos y de campos de entrenamientos en el desierto.

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