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Un regalo de despedida para Arsene

Arsene Wenger, ayer.

Arsene Wenger, ayer. / emilio naranjo / efe

Regalarle al entrenador Arsene Wenger el título de la Liga Europa como despedida es el objetivo de los jugadores del Arsenal. Hace dos semanas, Wenger anunció que dejará el club londinense tras dirigirlo durante 22 temporadas. Con esa carga emocional, los gunners visitan al Atlético.

Con la Premier ya en manos del Manchester City, lo único que le queda al Arsenal, que marcha sexto en la liga inglesa, lejos de los puestos de Champions, es la Europa League, que no sólo salvaría la temporada, sino que daría a Wenger una conquista inédita.

El anuncio del 20 de abril, cuando Wenger confirmó que deja el cargo, fue también una motivación para apuntar con más fuerza al trofeo. "Queríamos ganar antes de que el técnico anunciara que se iba y queríamos ganar a pesar de todo", aclara el delantero Danny Welbeck. "Pero verlo a él levantar el trofeo sería la guinda del pastel", ilustró el delantero.

El Arsenal estaría hoy más cerca de lograr el pase a la final si hubiera aprovechado más la ventaja que tuvo desde que el Atlético se quedó con 10 jugadores por la expulsión del lateral Sime Vrsaljko a los 10 minutos del encuentro.

Pero los de Wenger sólo pudieron anotar un gol, el de Alexandre Lacazette, y pagaron al final la falta de efectividad con el empate de Griezmann a los 82 minutos de partido. El empate le supo a triunfo al Atlético.

En rigor, cuesta anotar en el Wanda Metropolitano, donde el equipo español no concedió goles en sus últimos 11 partidos en todas las competencias. Hay que remontarse a mediados de enero para encontrar el último tanto encajado. Además, el Atlético sabe como pocos sacar petróleo de una ventaja mínima.

"Confiamos en que iremos a Madrid y con las posibilidades que creamos (en la primera vuelta), seguramente crearemos algunas ocasiones y ojalá podamos concretarlas", dijo el volante Jack Wilshere tras la ida en Londres del pasado jueves.

La plantilla se ha conjurado para dar a Wenger la oportunidad de dirigir su cuarta final europea, tras fracasar en todas las anteriores. El impresionante currículum del francés guarda esa paradoja: la de nunca, ni en Francia ni en Inglaterra, haber levantado un trofeo continental.

Así, llevó al Mónaco a la final de la Recopa de 1992, en la que perdió con el Werder Bremen. Ya en el Arsenal, cayó ante el Galatasaray por penaltis en la final de Copa de la UEFA de 2000 y, seis años después, ante el Barcelona de Ronaldinho por 2-1 en la de la Champions.

Una cuenta pendiente, sin duda. El Arsenal, que quiere despedir a Wenger con todos los honores, buscará asaltar el Wanda Metropolitano para saldarla.

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