Desde que acabase el choque ante el Sporting del sábado, en la mente de jugadores y técnico sólo había hueco para una obsesión. No queda otra. Ganar al Racing de Ferrol es una necesidad. Un imperativo legal. Un único camino para llegar al objetivo de la permanencia. Pero ¿cómo hacerlo? ¿cuál es la receta mágica? Gracias a los comentarios vertidos en la sala de prensa durante toda la semana se puede elaborar una hoja de ruta para el triunfo blanquiverde. Para que, a eso de las 20.00 del domingo, todos puedan volver a hacer números. A respirar.

Marcar pronto. Fundamental. Lo han repetido a lo largo de la semana todos los protagonistas. Ser capaces de anotar en los primeros compases del choque puede transferir la presión a los gallegos, desengrasar definitivamente a los de blanco y verde, y meter a la afición de lleno en la tarea de animar.

Además, hay dos precedentes muy alentadores justo en los dos últimos enfrentamientos en El Arcángel. Y los dos llevan el nombre del mismo protagonista. Tanto contra el Numancia como ante el Xerez fue Arthuro quien, a los cuatro y a los cinco minutos, respectivamente, inauguró el desenfreno goleador de sendos choques. En los dos calvarios, el Córdoba se llevó finalmente el triunfo. Sufriendo, claro.

Saber sufrir. Ayer Acciari y Mario lo comentaron. A estas alturas no hay fiesta posible. Ni toque, ni belleza. Sólo dolor. Del uno hasta el noventa. Y, aunque tanto la afición como la plantilla del Córdoba llevan esta temporada un master acelerado en sufrimiento, nunca está de más recordar que lo mismo la victoria llega por un rebote en el último suspiro. Entre bromas, algo así comentaba Acciari ayer en sala de prensa. Prepárense.

Seguridad y cabeza. Si empatar sería un desastre, perder sería una hecatombe irrevocable. Por eso no quieren ni mentar esa posibilidad. A Cristian le daba yuyu recordar el choque contra el Valladolid de 2005 y, a los demás, ni se les pasa por la cabeza caer ante el Ferrol. Es el refuerzo positivo que necesitan trasmitir sobre el campo. Que se note claramente –ayer lo definió muy bien Mario– quién debe ganar el duelo. Y quién lo ganará. Lo de la cabeza apunta a muchos factores. A evitar el maldito anchoring del pasado. A obviar por hora y media todo lo que no sea llevarse los tres puntos. Como sea.