Baloncesto l LEB Bronce

Una ración de su propia medicina

Crisis. El Ciudad de Córdoba toca fondo. El conjunto de Rafa Gomariz encajó ayer su tercera derrota consecutiva a manos de un Torrevieja que simplemente fue menos malo en un partido ínfimo -el Salsas acabó con 33 de valoración total y su rival sumó 53-, decidido con una canasta de Navalón a 16 segundos del final y un impresionante tapón de Pichardo a Suka en la última posesión. No es la mejor noticia de cara al esperado derbi. Lo mejor es que ya sólo se puede ir a más.

Como si todavía estuviera en la rueda de calentamiento, el Salsas Musa salió a la pista sin chispa, facilitando las segundas opciones al ataque alicantino. El Torrevieja no tardó en poner las primeras ventajas en el electrónico (4-8, minuto 6). La imagen, como no podía ser de otra forma, no gustaba ni un pelo a Gomariz, que metió un punto más en su defensa. Era lo único que le quedaba, ya que el ataque -cómo se echó de menos la aportación de Eloy Almazán- tampoco funcionaba, ni por dentro ni por fuera.

Con su mejor arma ya engrasada, el Ciudad de Córdoba empezó a parecerse al equipo que había enlazado seis victorias consecutivas hace apenas unas semanas. Un parcial 13-0 comandado por Jaume Torres -ocho puntos con dos triples- dejó sin reacción al adversario. La aparición del catalán se antojaba vital. Con los pívots engullidos por la defensa foránea, la única forma de perforar el aro era desde el perímetro. Y por fin Torres demostró un poquito de la fama que lo trajo a Córdoba.

El primer descanso no actuó como bálsamo para el bando levantino. La defensa ordenada por Gomariz seguía haciendo estragos y un par de recuperaciones dieron la máxima renta (23-11, min. 12). Viendo que la suerte del partido lo iba a decidir el trabajo en el aro propio, Quini García se la jugó con una zona que sacó a la luz todas las carencias ofensivas del Salsas.

El porcentaje de acierto en el tiro exterior bajó considerablemente y el Torrevieja se enganchó de nuevo al partido siguiendo el modelo de su rival. Era una estrategia calcada, pero con ese retardo que puede ser tan dañino. Navalón se echó el equipo a sus espaldas -ayudado por las numerosas imprecisiones de Juanma Martínez en la dirección- y el marcador volvió a apretarse (24-19). Y con todo en el aire, llegó el intermedio.

Tras el receso, las luces se apagaron un poquito más. El choque se convirtió en un mano a mano entre Suka -volvió tras estar todo el segundo cuarto en el banco con problemas de faltas- y Novoa. El escolta local sumó los nueve puntos de su equipo en el tercer parcial -y 18 en total a renglón seguido-, algo insuficiente ante los 10 de Novoa y los 17 del Torrevieja, que le permitieron llegar al cuarto decisivo con ventaja de cuatro.

Un parcial 0-4 de salida en el último parcial empeoró las cosas (40-48, min. 32). Entonces emergió de nuevo la figura de Suka para dar esperanzas a los suyos (se pasó al 53-48 en el minuto 36). La igualdad fue máxima hasta el último instante, cuando Navalón acertó y Suka se comió un pincho.

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