Rafa Muñoz calificó su carrera de la semifinal de "técnicamente perfecta". El cordobés, de 21 años, superó una barrera más y miró de reojo a las grandes citas, a las que España antes sólo iba a participar. Muñoz paró el cronómetro en 22.43 cuando llegó al final de la piscina y también paró los corazones de los seguidores que llenaron el Centro Acuático de Málaga.

"No lo asimilo todavía. Estoy en una nube y mañana cuando me levante será otra cosa, pero tengo claro mañana seguiré siendo un cordobés al que le gusta nadar", explicó Muñoz, que en Málaga, como en todas las competiciones que nada en España, compitió con el gorro del Navial, su club de siempre.

El nadador se definió a sí mismo: "Rafa es una persona que empezó nadando a los 12 años en una piscina de Andalucía en la calle José María Pemán, de Córdoba, y que ha ido pasando por Madrid, Barcelona y Marsella, y que ha tenido altibajos en su vida. Ahora estamos en el momento más alto y en la vida hay muchos cambios, y me acordaré de estos momentos cuando no esté bien", dijo,

"Se pasan momentos muy duros de autoestima y de motivación y se echa a los amigos y a la familia de menos", dijo sobre su vida en Marsella.

"Técnicamente la carrera ha sido perfecta, aunque hay una pequeña cosa que hay que corregir. Mi entrenador dice que tengo que hacer 22.6, pero ¿por qué conformarme con lo que me diga si él no va a nadar? La meta me la tengo que poner yo", consideró.

Sobre su evolución en Marsella explicó que "la verdad es que en Pekín -en los Juegos Olímpicos- no tuve buenos resultados. Probamos en un grupo de velocistas y ha salido bien". "Con esta marca ya estoy en el libro de los récords y esto es lo que quería. quedará para siempre", indicó el cordobés.