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Una paliza sin secuelas

  • La plantilla pasa página tras el varapalo sufrido ante el Barcelona B y apuesta por centrarse en el duelo del domingo frente al Numancia · La ventaja sobre los puestos de descenso se reduce a ocho puntos

Si alguna lectura positiva se puede extraer del vapuleo sufrido por el Córdoba en el Mini Estadi es que ya está olvidado. No queda otra. Después de cuatro horas en el AVE, la expedición blanquiverde desembarcó en la ciudad pasado el mediodía tras hacer un acelerado ejercicio de olvido. El revolcón no ha dejado secuelas anímicas más allá de las inmediatas. Ha sido una cornada limpia, una herida con entrada y salida que no ha llegado a hacer sangre en la moral de los jugadores blanquiverdes, que ya sólo piensan en el partido del próximo domingo (El Arcángel, 17:00) ante el Numancia.

La derrota por 4-1 ante el Barcelona B sí ha frenado la línea ascendente que venía ofreciendo el CCF, unos resultados que habían alimentado la esperanza de incluso pelear por los puestos de play off. Tras el triunfo del pasado sábado ante el Cartagena, el equipo de Lucas Alcaraz había encadenado por primera vez en la temporada dos victorias consecutivas. Además, con una sola derrota en las últimas ocho jornadas (el 4-2 en la visita al Rayo) y 15 puntos sobre los 24 posibles, los blanquiverdes habían entrado en una ilusionante línea de estabilidad. La visita al Mini Estadi se veía como una ocasión perfecta para reforzar esa tendencia y engordar el estado de ánimo, pero los Thiago y compañía se encargaron de poner al Córdoba los pies en la tierra con cuatro dentelladas de realidad.

El Córdoba se mantiene en la zona media con 35 puntos, y a expensas del encuentro que hoy disputará el Huesca (decimoquinto con 33 puntos) en Balaídos ante el Celta, la derrota en Barcelona no ha tenido efectos dramáticos en la clasificación. Por arriba, la distancia sobre la fase de ascenso ha aumentado de cuatro puntos a seis. El Cartagena marca ahora mismo la frontera con 41 puntos tras su triunfo ante el Tenerife (1-0), mientras que por abajo, el colchón de diez puntos que los blanquiverdes mantenían sobre la zona de descenso se ha visto reducido a ocho. Es el propio Tenerife con 27 puntos el que ahora marca la frontera de un pozo del que ha salido el Salamanca de Pepe Murcia, que con su triunfo frente al Villarreal B (1-0) rompió su serie de 12 partidos sin ganar.

Tras el varapalo, los mensajes de borrón y cuenta nueva son la banda sonora del vestuario blanquiverde. El meta Alberto García apostaba por "no darle más vueltas" al resultado, al tiempo que reconocía "las ganas de que llegue el próximo partido". Tena, uno de los más damnificados por el vendaval azulgrana, indicó que el encuentro ante el Barça B debe significar "un antes y un después", al tiempo que invitó al cordobesismo "a olvidarlo cuanto antes". "Se veía venir que nos iban a ganar, por eso ahora tenemos que ir a por todas ante el Numancia, que es un partido importante", añadió el central, un mensaje que secundó David De Coz, quien señaló que "si no pasamos rápido página podemos quedarnos tocados". Más pragmático fue Jorge Luque, que tras sufrir el tsunami blaugrana en el centro del campo apostó por "ser positivos", ya que "nada más llegar a Córdoba debemos cambiar el chip lo antes posible y recuperarnos. El fútbol tiene estas cosas, que en cuatro días te permite cambiar todas las cosas".

Con el orgullo intacto, lo que sí puede pasar factura es el esfuerzo físico. Ayer, nada más bajar del AVE, muchos jugadores seguían reflejando el cansancio provocado por la infructuosa búsqueda del balón durante el rondito azulgrana en que se convirtió el encuentro del martes. El día de descanso fue tan necesario como bienvenido en una plantilla que el domingo disputará su tercer encuentro en ocho días. Con la recuperación anímica a buen ritmo, ante el Numancia tocará demostrar si la fatiga acaba convirtiéndose en el peor enemigo.

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