Apenas diez minutos le duró al Prasa el susto del filial del Ademar, un equipo que despertó mucho respeto en Pozoblanco pero que al final ofreció mucha menos resistencia de la que se esperaba. Porque con la ciudad en plena feria, el partido se presentaba como una trampa para un equipo que aún debe despejar muchas incógnitas, pero el Prasa demostró que el oficio suele ser mejor arma que la impetuosa juventud.

Dos hombres personificaron la superioridad vallesana: Leo Renaud-David y Paco Bustos. En apenas dos jornadas, el francés ha demostrado que su fichaje ha sido todo un acierto. Su capacidad de salto y un lanzamiento demoledor desde los nueve metros le convierten en el antídoto perfecto contra las defensas cerradas. Además, abre los huecos suficientes para abrir la zaga rival y facilitar el movimiento del balón. En el momento que hay un espacio libre, Bustos se ofrece en los seis metros dispuesto a dinamitar desde el pivote. Entre ambos hicieron 11 de los 16 goles del Prasa en la primera parte, abriendo un hueco (16-9, min. 26) que quedó en sólo cuatro tantos al llegar al descanso.

En la segunda parte, el Ademar trató de darle un giro de tuerca a su estilo. Los leoneses imprimieron una marcha más a su ya veloz juego intentando desarbolar al Prasa, uno de los equipos más veteranos de la categoría. Eso les sirvió para mantenerse en el partido, aunque los locales manejaron con comodidad una renta que se movió durante muchos minutos en torno a los cinco goles.

Antes de que el Ademar pensara en una remontada imposible, el Prasa dio un tirón mediado el segundo tiempo y la diferencia saltó hasta los ocho goles (29-21) dejando el partido visto para sentencia. Sin peligro para la victoria, la escasa afición presente ayer en el Juan Sepúlveda tuvo tiempo para celebrar el recital de Leo y festejar el primer tanto en juego de Nacho Serrano. El granadino parece haber olvidado su lesión y ya está plenamente a disposición de Paco Castillo. Bienvenido sea a la defensa de la causa.