Natación
  • El cordobés, a sus 16 años, ha sido citado por la Federación Española para competir en julio en el Festival Olímpico de la Juventud Europea (FOJE)

El nadador Pablo Vargas: de Córdoba a Eslovaquia a por todas

Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento. Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento.

Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento. / Miguel Ángel Salas

De Córdoba a Eslovaquia. Pablo Vargas va dando pasos en el mundo de la natación, un deporte que practica desde niño y en el que avanza gracias a su perseverancia y sacrificio. Y ya tiene su premio. A sus 16 años, la Federación Española lo ha citado para disputar del 24 al 30 de julio el Festival Olímpico de la Juventud Europea (FOJE) en la localidad eslovaca de Banska Bystrica. Será su primera participación fuera de España, donde ya ha ganado campeonatos y ha demostrado sus brillantes cualidades en el agua.

Pablo Vargas, que forma parte del Natación Córdoba (Adenaco), va escalando y creciendo de la mano de su técnico, Jesús Merino. Ahora le ha llegado la primera oportunidad de pelear en el FOJE y va a Eslovaquia a competir y a ganar. "Lo que quería hacer para esta temporada era lograr un objetivo así. El plan no era solo ceñirme a un Campeonato de España, si no intentar dar el salto y llegar algo más lejos", reconoce.

Por su parte, Jesús Merino afirma que empezaron "hace ya unos años juntos. Ha cambiado un poquito ya tanto física como mentalmente. Nos conocemos bien y desde el principio vimos que habían unas cualidades, unas condiciones y nos faltaba un trabajo y darle formalidad y seriedad y esperábamos que esto llegase". "Lo hemos conseguido, con trabas y problemas, como todo en la vida, pero estamos contentos", afirma el preparador.

No ha sido fácil porque la pandemia del coronavirus trastocó todos los planes. Lo hizo a todo el mundo. Pablo Vargas indica que notó "el parón, tanto física como mentalmente". "Nosotros no podíamos entrenar porque las piscinas estaban cerradas. Supuso un parón, fue difícil, pero se sigue adelante con constancia y esfuerzo", sentencia.

En julio de 2019, Pablo y Jesús estuvieron en su primer Campeonato de España. Era de categoría alevín. Todo fue rodado porque llegaron los éxitos. De las cuatro pruebas en las que compitió, logró cuatro oros y dos récords nacionales. "La situación era ideal para seguir trabajando y progresando, pero surgió lo que surgió...", indica el técnico.

Pablo Vargas, durante un entrenamiento. Pablo Vargas, durante un entrenamiento.

Pablo Vargas, durante un entrenamiento. / Miguel Ángel Salas

Una etapa complicada sin poder acceder a su rutina diaria. En ese sentido, Pablo recuerda que hablaba "con Jesús por el móvil para tener un entrenamiento diario. Empezamos a correr y Jesús y mi madre fueron al gimnasio y cogimos material para entrenar algo en casa", afirma. De hecho, cuando ya hubo movilidad y se podía salir de casa, "un grupo de mayores y él se iban a entrenar al pantano. La ilusión y las ganas estaban ahí", aclara Merino.

"Cualquier corte es duro para todos, en general, incluso psicológicamente también arrastra mucho", afirma Jesús. Además, añade que "físicamente sufrió la enfermedad dos veces y le quedaron unas secuelas físicas que gracias a Dios le han ido desapareciendo porque en natación el tema respiratorio es fundamental y es dónde más ataca el bicho". "Hemos hecho lo que hemos podido, pero al final estamos contentos, aunque fue con más trabajo del que deberíamos haber echado", admite el entrenador.

La pandemia del covid ha hecho que "de golpe y porrazo" pasase dos categorías: de alevín a infantil de último año. "En este deporte, los alevines entrenan en sus clubes y no hay centros de alto rendimiento, pero en infantiles empiezan a abrirse y hay comunidades, como aquí en Andalucía, que tenemos el centro Inacua donde los infantiles empiezan a irse a allí", apunta Jesús. Uno de los aspectos para seguir con la progresión es que Pablo Vargas ya ha solicitado la beca para el año próximo y se la han aceptado y allí entrenará "dos o tres veces diarias".

En el Campeonato de España, el joven nadador se quedó con el sabor amargo del subcampeonato. "Cuando comenzamos a entrenar, comencé con ilusión", reconoce. Por su parte, Jesús Merino afirma que "no le ha salido bien porque bajó su marca. La pretensión era ganar y quedó segundo. Ganó un chico que entrena el doble que él porque está en un centro de alto rendimiento. El verano pasado fuimos campeones en el 200 y ahora fuimos segundos", apunta.

Todavía no tiene asignada una prueba porque, como comenta Pablo, “al fin y al cabo” es “joven”. “Ahora mismo es más flexible y luego me iré especializando en la espalda y en el 200”, puntualiza. En este sentido, Jesús Merino indica que “siempre tiene que tener varios caminos e intente que los entrenamientos sean lo más variado posible”.

Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento. Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento.

Pablo Vargas posa para 'el Día' durante un entrenamiento. / Miguel Ángel Salas

Con el objetivo puesto en el FOJE, Merino indica que el plan tienen que prepararlo. "La Federación Española nos va dando unas notas y la Andaluza también nos ha dicho cómo podemos ir trabajando", reconoce el preparador. Además, aunque aún no tiene Pablo asignadas las pruebas –puede competir en espalda y por relevos–, el objetivo es ir a por todas. "Iremos al Andaluz y se perderá el Nacional porque coincide con el FOJE", indica Jesús.

Pablo, por su parte, no se marca metas a largo plazo, aunque aspira a lo máximo: Juegos Olímpicos, Europeos y Mundiales: "Esa es la ilusión de cualquier deportista que llega a un cierto nivel". A corto, indica que no quiere centrarse "solo en el campeonato de España, si no seguir compitiendo a nivel europeo si el cuerpo da. El cuerpo tiene un límite y a ver hasta dónde podemos llegar, pero el reto es seguir trabajando y tener constancia". De ahí que sea consciente que hay que seguir con los estudios, ya sea para ejercer como bombero o para estudiar la carrera de ingeniero informático.

En ese aspecto, Jesús Merino, que reconoce que lleva “más de 40 años viendo a niños”, señala que vio “algo especial” en Pablo Vargas, como había ocurrido antes en otros como Rafa Muñoz, Alfonso Uruburu o Belén Domenech. "Lo hemos hablado muchas veces, aquí el trabajo psicológico es muy importante. Es un deporte muy duro cuando entras a nivel internacional y hay que armar muy bien la cabeza y estar dispuesto a sacrificar muchas cosas por ese objetivo", apunta.

"Tenemos que centrarnos, armarnos para lo que pretende, que es ganarlo, porque no va solo a competir", comenta Merino. De ahí que necesite "tener fuerza de voluntad para tirar hacia adelante y llegar hasta donde podamos llegar". Y a eso va. En busca de un gran paso para seguir creciendo en un deporte que le apasiona.

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